Opinión
Ver día anteriorLunes 10 de marzo de 2025Ediciones anteriores
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Unidad nacional, factor de fortaleza
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a presidenta Claudia Sheinbaum Pardo se dirigió ayer a los cientos de miles de personas reunidas en el Zócalo de la Ciudad de México para escuchar su mensaje a la nación respecto a los aranceles que Donald Trump ha amenazado con imponer desde su primer día de regreso a la Casa Blanca. La mandataria hizo un recuento de las acciones tomadas por ella y sus colaboradores con el fin de conjurar esa amenaza, resaltando que la próxima revisión del 2 de abril debería llevar al cierre definitivo de este episodio bajo el entendido de que los dos mayores socios comerciales del planeta no tienen razones para establecer tarifas cuando sus intercambios se encuentran regulados por el tratado al que el propio Trump dio su visto bueno en su primer periodo presidencial.

Más allá de la información puntual brindada a la ciudadanía por la mandataria, el acto efectuado en el corazón del país fue una contundente confirmación del momento de unidad nacional que vive México y de la inédita sintonía entre gobernantes y gobernados: mientras la mandataria ratificó su compromiso de poner siempre por encima de todo el respeto a nuestro amado pueblo y a nuestra bendita nación, ese pueblo le reiteró sin ambages la confianza depositada en ella para defender la soberanía y la dignidad ante los embates que no sólo vienen de Washington, sino también de otras latitudes donde las clases políticas y empresariales se resisten a dejar atrás la mentalidad colonial.

La dirigente de la Cuarta Transformación no habló desde un presunto vacío ideológico ni desde un patrioterismo conservador que muchas veces ha sido usado por demagogos para confundir los intereses oligárquicos con el bien común. Por el contrario, aprovechó el encuentro para rechazar el regreso del neoliberalismo que tanto debilitó a México e insistir en que la economía se fortalecerá desde lo que ha denominado humanismo mexicano, mediante la dignificación del salario mínimo, la autosuficiencia energética, la inversión pública, el reforzamiento de los programas sociales, la reconstrucción de la red ferroviaria de pasajeros y la edificación de un millón de viviendas, entre otras medidas.

Donald Trump hará bien en escuchar el mensaje que se le envió desde el Zócalo: en México no se enfrenta sólo al gobierno, sino a una sociedad cohesionada y movilizada, decidida a repeler cualquier chantaje y a cerrar filas contra el injerencismo. En este aspecto, nuestro país presenta un marcado y positivo contraste con la inestabilidad que padecen los aliados tradicionales de Washington, ahora obligados a asumir la realidad del trumpismo: en Canadá, el primer ministro Justin Trudeau funge como encargado de despacho desde que se vio obligado a presentar su renuncia en enero pasado con el fin de evitar una moción de censura. Su correligionario Mark Carney lo remplazará dentro de algunos días de manera provisional hasta que se realicen unos comicios a los que su partido llega con una desventaja que parece irremontable. En Francia, la democracia se encuentra suspendida porque el presidente Emmanuel Macron ha nombrado a dos primeros ministros de derecha, cuando su obligación era seleccionar un premier de la coalición de izquierdas ganadora en las elecciones. La gestión del mandatario es reprobada por siete de cada 10 franceses, y en enero rozó 80 por ciento de rechazo, segunda peor cifra en la historia gala. En Alemania, Olaf Scholz sufrió una estrepitosa derrota en las elecciones anticipadas que se vio forzado a convocar, y sólo seguirá en el cargo en tanto el triunfador completa los acuerdos parlamentarios que le permitan formar gobierno.

Sin duda, la unidad interna es una de las cartas más fuertes de México para hacer frente a los amagos de Trump y, tras los eventos de ayer, dicha fortaleza parece inexpugnable. Cabe confiar en que autoridades y ciudadanía sabrán usar esta ventaja para hacer valer los intereses nacionales en un clima de respeto con sus socios norteamericanos y el resto de la comunidad internacional.