
Lunes 10 de marzo de 2025, p. 8
La Habana., El tres cubano es uno de los instrumentos más típicos de la música tradicional de la isla. Cuando alguien lo ejecuta con maestría sacando de su pequeño cuerpo de madera y cuerdas toda su poderosa sonoridad se dice popularmente que toca macho
.
Yarima Blanco, Enid Rosales y Jany Quiñones están en completo desacuerdo y han puesto su vida en demostrarlo. Ellas son apenas la punta de lanza de un grupo de mujeres que desafió los prejuicios y comenzó en la última década a darle visibilidad a las treseras.
El sábado por la noche las cubanas se subieron a un escenario para tocar juntas en el espectáculo que Las tres del tres, parte del festival Women by Eyeife, ese último término significa fortaleza y prosperidad en la religión afrocubana.
En el marco del evento que duró dos días, las cubanas compartieron el viernes un taller con docenas de otras mujeres interesadas en hablar de sus experiencias.
Con un cuerpo de madera un poco más pequeño que una guitarra española tradicional y un trío de cuerdas dobles, el tres cubano surgió en el oriente del país y sus primeras referencias datan de finales del siglo XIX, aunque algunos expertos también lo emparentan con instrumentos de la España medieval.
Es considerado la base armónica y rítmica fundamental en la música de la isla.
“Todavía hay cierto miedo de la mujer a mostrarse… lo haré bien, lo haré mal, no me aceptarán”, comentó a Ap Blanco, de 42 años de edad, una de las músicas más conocidas internacionalmente.
La artista que incluso encabeza una agrupación –Yarima Blanco y Son Latino– fue la primera mujer graduada de tres en la escuela superior de arte de Cuba en 2006.
“Agradezco muchísimo que el tres haya llegado a mis manos… Estudiar el instrumento y atreverme a lo que pocas mujeres se habían atrevido ha hecho que mi vida tenga un sabor diferente”, aseguró Blanco. Hay muchas que vienen por el camino
, advirtió.
Cuba fue una adelantada en el continente en incorporar el derecho de las mujeres a su marco social o jurídico en el siglo XX, según los expertos. Tras el triunfo de la revolución de 1959, por ejemplo, se legisló sobre el aborto o el divorcio, se estableció la igualdad salarial y se crearon centros de cuidado infantil para que ellas pudieran ingresar al mercado laboral o al estudio.
Las mujeres constituyen 84 por ciento del poder judicial y ocupan 55 por ciento de los escaños del Parlamento, al tiempo que tienen 8 por ciento más de estudios superiores que los hombres, según el Observatorio de Cuba sobre Igualdad de Género, una entidad oficial. En los últimos años se aprobó un código de familias y otro penal que le da fuerza a los derechos femeninos.
Sin embargo, según la propia dependencia sólo 18 por ciento de los puestos de gabinete ejecutivo están ocupados por ellas y 42 por ciento de los cargos directivos, mientras activistas reclaman que aún falta todavía mucho en la sociedad cubana–por ejemplo en materia de violencia de género– para lograr la equidad y sobre todo eliminar los prejuicios.
Es cierto que las agrupaciones de mayor prestigio en la música cubana han sido de hombres
, explicó a la Ap Quiñones. “Entonces a la hora que llega una mujer a integrar uno de estos conjuntos siempre va a aparecer la cuestión de hasta qué punto lo hará bien… si estará a la altura”.
Quiñones, de 34 años, es la tresera de una de las agrupaciones más prestigiosas de Cuba, la orquesta de Arsenio Rodríguez.
Romper con esa tradición fue un reto para mí
, comentó Quiñones. “Todo el tiempo me estaban probando, concierto tras concierto venían músicos de otros conjuntos: ‘el director del Arsenio Rodríguez puso una mujer en el tres, vamos a ver qué está haciendo la muchacha’”.
Entre sus más conocidos intérpretes se suele destacar a Faustino Oramas, Arsenio Rodríguez, Compay Segundo y ahora a Pancho Amat.
El concierto del sábado tuvo, además, otro componente trasgresor: el festival Eyeife se focaliza en música electrónica, por lo que la presencia de los tradicionales tres sumó un particular atractivo de fusión.
La tresera Enid Rosales, quien además de ser compositora es maestra del instrumento, destacó una paradoja: hay más mujeres estudiando tres que hombres, pero ellos tienen más visibilidad a la hora de proyectarse en los escenarios.
“Nos queda un poco de machismo también a las mujeres y en este medio es un concepto tan utilizado que cuando nos dicen que tocamos ‘macho’ nos ponemos contentas porque significa que estamos tocando bien”, comentó Rosales, de 39 años. “Pero cuando una lo entiende, lo piensa y valora dices ‘pero por qué me dice que estoy tocando macho, si además no todos (los varones) tocan bien, hay un montón que tocan remal’.
“Me da un poco de choques de sentimientos… y estamos luchando contra eso, para que las mujeres tengan su propio espacio”, agregó la artista, para quien al final de la jornada cada intérprete le pone pasión al instrumento sin importar su género.