Lunes 10 de marzo de 2025, p. 23
Pekín. Las tensiones comerciales entre las dos principales economías del mundo llegaron a uno de sus puntos más intensos este lunes, con la imposición de aranceles por Pekín a una variedad de productos agrícolas estadunidenses, en represalia por el más reciente aumento de tasas a las importaciones chinas.
Desde su regreso a la Casa Blanca, en enero, el presidente estadunidense, Donald Trump, anunció una serie de aranceles a sus principales socios comerciales, entre ellos China, Canadá y México, países que, según él, son ineficaces para responder a la inmigración irregular y a los flujos ilícitos de fentanilo.
China es, además, el país que presenta el superávit comercial más importante con Estados Unidos en bienes.
Después de haber impuesto aranceles adicionales de 10 por ciento a todos los productos chinos, Trump decidió el 3 de marzo aumentarlos a 20 por ciento.
China respondió de inmediato anunciando impuestos del mismo tipo contra productos agrícolas estadunidenses, que entraron en vigor este lunes.
El pollo, el trigo, el maíz y el algodón que entren en China estarán más gravados (15 por ciento) que el sorgo, la soya, el cerdo, la ternera, los mariscos, frutas, verduras y productos lácteos (10 por ciento).
La medida afectaría a seguidores de Trump
Expertos creen que esta reacción china está dirigida a la base electoral del multimillonario republicano, sin dejar de ser suficientemente moderada para seguir haciendo posible un acuerdo comercial.
Las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos se suman a las dificultades que enfrentan las autoridades chinas en su intento de estabilizar la economía del país, marcada por un bajo consumo, una crisis persistente en el sector inmobiliario y una alta tasa de desempleo juvenil.
Los impuestos decididos por Washington podrían asestar un duro golpe a las exportaciones chinas, que contribuyeron en gran medida al crecimiento del gigante asiático el año pasado.