Roma. El papa Francisco, hospitalizado debido a una neumonía bilateral, sigue en estado crítico pero presenta una leve mejoría, anunció anoche el Vaticano, mientras crece la preocupación por el pontífice argentino de 88 años.

La condición clínica del Santo Padre, aunque sigue siendo crítica, ha registrado una leve mejoría. Hoy no hubo episodios de crisis respiratoria asmática; algunas pruebas de laboratorio han mejorado, indicó un comunicado de la Santa Sede, en el undécimo día de su hospitalización, la más larga desde su elección en 2013.

La insuficiencia renal leve que padece desde el domingo no es preocupante, precisó.

Jorge Mario Bergoglio retomó incluso sus actividades profesionales y telefoneó al cura de la parroquia de Gaza para expresarle su apoyo, como hace a menudo desde el inicio de la ofensiva militar israelí en el territorio palestino hace más de un año.

Una fuente vaticana aseguró más temprano que Francisco podía levantarse y comer con normalidad, no sentía dolor y su estado de ánimo seguía siendo bueno.

El estado de salud del jefe de la Iglesia católica, hospitalizado desde el 14 de febrero, se deterioró el sábado con un ataque asmático prolongado que necesitó alto flujo de oxígeno, así como problemas hematológicos que requirieron la administración de una transfusión de sangre.

En todo caso, el estado de salud del Papa o la posibilidad de que renuncie nutren especulaciones sobre quién podría ser su sucesor, pero en círculos del catolicismo se rechazan ambos escenarios.

El Papa vive y es el momento de rezar, no de pensar en quién será su sucesor, afirmó al diario Corriere della Sera el cardenal conservador alemán, Gerhard Ludwig Müller, uno de sus opositores más virulentos.