Opinión
Ver día anteriorDomingo 23 de febrero de 2025Ediciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
¿Amigous?
E

n una conferencia de prensa una periodista brasileña le preguntó al presidente Trump qué opinaba de Brasil y Latinoamérica y éste no entendió lo que decía, pues su inglés no era perfecto y empezó a burlarse de ella. Finalmente, volvió a preguntar y la respuesta de Trump también fue despectiva, que Estados Unidos no necesitaba nada de América Latina, más bien que es al revés, ellos nos necesitan.

De otra manera, o de la misma manera, pensaba Jefferson cuando dijo: América tiene un hemisferio para sí misma, asunto que se definiría, tiempo después, con lo que se conoce como la Doctrina Monroe (1850), que especifica la política exterior de Estados Unidos sobre América Latina, como su patio trasero y que no admitiría intentos colonialistas extranjeros, dígase europeos.

Claro está, que hasta hoy los franceses tienen Guyana y otras islas, al igual que los holandeses, los británicos y los mismos gringos que, además de islas, tienen su protectorado en Puerto Rico y su colonia carcelaria en Guantánamo, Cuba.

Digo gringos, porque ya basta de decir americanos, reafirmando su prepotencia hemisférica; tampoco podemos decirles estadunidenses, porque también somos Estados Unidos Mexicanos, y menos aún norteamericanos, porque también lo somos, al igual que Canadá que tendría más derechos geopolíticos.

Si Trump le cambia el nombre, por sus pistolas, al Golfo de México, bien podríamos cambiarle el nombre al vecino y empezar a llamarlo gringos o de otro modo: los USA o los USAdos o los Unites, por ejemplo, pero ya no americanos ni norteamericanos.

Si algo tiene claro México es que no es amigo de sus vecinos gringos y, para recordarlo, tenemos nada menos que un museo de las intervenciones. Esa conciencia se nota en Claudia Sheinbaum, que se envuelve en la bandera cuando habla de soberanía y responde a las amenazas de Trump. Puede que sea exagerado, pero marca una diferencia muy clara con Canadá, que no deja de referirse a sus vecinos como amigos entrañables, socios o aliados.

La gran diferencia con Canadá es que nunca de los nuncas Trump va a pretender anexarse una parte de México. Le tienen ganas a la Baja, pero primero tendrían que tragarse a Tijuana. Y esa es otra de las genialidades del presidente Cárdenas, que supo cómo poblar la frontera, ofreciendo tierras a los campesinos del occidente y sur del país.

Y en ese sentido, es muy claro que Trump no tiene ningún interés en los latinos y que Puerto Rico sea el estado 51 de la Unión. No le interesa, simplemente porque es hispano y los portorriqueños han defendido su lengua y su cultura con los dientes. No en vano, al curso de inglés, los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras, le llaman el difícil.

Pero la cosa no queda ahí, la desfachatez y la prepotencia ha llegado a Europa y el vicepresidente JD Vance les ha leído la cartilla sobre el asunto de la guerra de Ucrania e incluso ha llevado la guerra cultural antiwoke a la vieja Europa. Y tiene la desfachatez de ir a hablar sobre sus valores y cómo deben manejar el asunto del aborto, la migración, la libre expresión y la democracia. Hasta el Reino Unido, su primo más preciado, recibió una reprimenda.

Habíamos visto a la vicepresidenta Kamala Harris regañando a los guatemaltecos, diciéndoles en su cara que no vayan a Estados Unidos, pero en el caso de JD Vance durante la Conferencia de Seguridad en Múnich fue de un extremismo insuperable. Les dijo que no iba a hablar de la guerra en Ucrania, que eso ya estaba resuelto por Trump y Putin. Por el contrario, pasó a regañarlos porque los europeos ya no comparten los mismos valores que ellos.

No obstante, la Unión Europea sigue considerando a Estados Unidos como aliado, como socio fundamental, como amigo, mientras en la realidad no son otra cosa que vasallos.

Por añadidura, los deja solos con el entuerto de esa guerra entre Ucrania y Rusia y la consecuente devastación de ese país. Peor aún, Trump dice que va a recuperar el dinero que Joe Biden le había prestado a Ucrania y que el costo de la reconstrucción, será un asunto de los europeos. Para rematar les dijo que de ninguna manera Ucrania formaría parte de la OTAN.

En realidad, con ese señuelo de vender el ingreso a la Unión Europea se han empantanado en una guerra que han perdido y la resaca se lleva de paso a la OTAN y posiblemente a la Unión Europa.

Para remate, la guerra en Gaza se lleva de paso a la ONU, a la que nadie le hace caso, y los antivacunas a la Organización Mundial de la Salud.

Lo que todavía sirve, parece ser, es la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), que ahora se tiene que encargar,desde los refugios del Darién, en Panamá, hasta de los deportados de USA, que son originarios de Afganistán, Irán y otros países.