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Miércoles 19 de febrero de 2025, p. 9
Berlín. En la edición de 2025 de la Berlinale, realizadores mexicanos tienen una importante presencia. En la sección Perspectivas, que premia con 50 mil euros las óperas primas de jóvenes realizadores, el mexicano Ernesto Martínez Bucio llega con El diablo fuma (y guarda las cabezas de los cerillos quemados en la misma caja).
Los protagonistas principales son cinco niños de entre 8 y 14 años que no son actores profesionales.
El trabajo de Martínez Bucio y Karen Plata ha merecido ser posicionado en Perspectivas que este año se estrena en el festival para premiar las óperas primas.
Son 14 filmes seleccionados de Estados Unidos, Austria, Italia, Francia, Egipto, India entre otros.
La historia gira alrededor del día a día de estos menores que se encuentran al cuidado de su abuela –interpretada por Carmen Ramos– cuyo estado mental sugiere pérdida de contacto con la realidad, brotes de esquizofrenia con episodios paranoicos; la figura del diablo es el elemento persistente y amenazante que transmite a sus nietos.
El padre ha salido en busca de la madre que se ha ausentado del hogar por un periodo de tiempo como sugiere la historia, y no es la primera vez.
El entorno es la vivienda familiar cuyo contacto con el exterior está prácticamente vedado, las ventanas cubiertas con periódicos.
La voz y actuación de cada uno de los menores revela una madurez extraordinaria al enfrentar el abandono y el frágil estado mental de la abuela.
Martínez Bucio reveló que su intención ha sido contar una historia que explore las relaciones fraternales, una etapa de vida en que esa convivencia puede marcar para toda la vida.
Cada menor enfrenta la situación de abandono a su manera, desarrolla una complicidad inquebrantable ante la amenaza de intervención de autoridades externas.
Mediante una serie de escenas intercaladas, grabadas por una cámara de video, el espectador se involucra en la historia familiar, la profesión de la madre como enfermera y celebraciones de cumpleaños.
La televisión es prácticamente el único contacto con el exterior. La trama se desarrolla en el principio de los años noventa, con las noticias sobre la segunda visita de Juan Pablo II a México. La policía toca a las puertas de la familia ante un reporte de un supuesto intruso en la vivienda. Al percatarse de la situación de abandono de los menores y del estado mental de la abuela, interviene lo que en esa época era el DIF, Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia.
Aquí se desarrolla una complicidad inquebrantable entre hermanos. Cada uno defiende a su manera la integridad familiar, los padres están ausentes por causas triviales; no hay amenaza en el entorno.
Martínez y Plata revelaron que el filme cuenta con elementos autobiográficos que sostienen parte de la historia.
El diablo fuma se revela sin duda como fuerte candidata a llevarse el premio como ópera prima en la edición 2025 de la Berlinale.