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El Opus Dei, maquinaria misógina y de sometimiento: Bistagnino

En cada país en que opera hay miembros de élites; pueden ser jueces, congresistas o empresarios, afirma en entrevista la autora de Te serviré

Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Martes 18 de febrero de 2025, p. 3

Esta es la segunda y última parte de la entrevista con la periodista Paula Bistagnino en torno a su libro Te serviré, resultado de su investigación sobre la historia del Opus Dei en Argentina. En esta entrega se tratan aspectos considerados sistemáticos dentro de dicha institución, como la captura de grandes fortunas y fabulosos inmuebles, así como la causa judicial abierta por trata de personas con fines de explotación, la primera de este tipo contra la Iglesia católica.

−¿Cómo te interesaste en el Opus Dei? ¿Existe miedo a relacionarse con sus integrantes?

−En San Miguel, donde yo vivía, había mucha presencia del Opus Dei. Eran los años 80, época de la dictadura, tenía cerca la guarnición militar del Campo de Mayo, y el Opus era algo que registraba de chica, lo percibía. Todos escuchamos hablar del Opus Dei, pero nadie sabe muy bien qué es, quiénes son y dónde están; esto se prolonga hasta hoy en la mayoría de los países; es algo a lo que no se tiene acceso, excepto que pertenezcas a él.

No asocio al Opus con el miedo, pero hay varias miradas sobre este tema. En primer lugar, se sabe que si alguien es integrante, tiene poder; otra mirada es que no cualquiera es del Opus, sólo gente de la élite. También hay ciertos prejuicios que en algunos casos son ciertos, por ejemplo, la idea de que realizan prácticas secretas.

−¿Cuál es la relación entre el Opus y la notable novelista argentina Sara Gallardo?

−El principal lugar del Opus Dei en el barrio Bellavista, donde funcionó una de sus escuelas de mucamas, era un terreno de los Gallardo: nueve hectáreas que la familia compró en los años 60, que ella describe hermosamente como casa de verano. Sin embargo, una parte de la familia Gallardo (a la que perteneció Sara) fue expulsada del terreno; tiempo después, la otra parte de la familia donó al Opus Dei la totalidad de la finca. Hay muchos testimonios así, de terrenos y casas en disputa que terminaron en propiedad del Opus Dei, familias despojadas de sus herencias y corridas de sus lugares; es una historia que se repite.

−Una de las historias principales del libro tiene que ver con cómo el Opus Dei capta una de las grandes fortunas de Latinoamérica.

−El libro trata sobre una de las familias más ricas de Chile, pues su fortuna integra una de las más grandes del Opus Dei. Es interesante ver cómo una familia, y una mujer en particular, fueron sometidas en sus vínculos por una organización superpoderosa. A pesar de que eran notables dentro del organismo, esta familia también estaba sujeta a su estructura. La intención que tuve con esta mujer específica no fue verla como una mala victimaria, sino que, en el mismo momento en el que hacía cosas que perjudicaban a su familia al obedecer al Opus Dei, estaba siendo sometida a una vida no sé si sacrificada, pero sí de semiencierro. Al final, ella sufrió las consecuencias, porque terminó acusada y con un pedido para declarar en la justicia uruguaya, en una causa por manipular la herencia de una de sus hermanas, y así su vida terminó siendo de carácter público. El Opus Dei es una maquinaria que somete, porque es clasista y misógina, pero finalmente somete a casi todas las personas que pasan por ahí.

Causas judiciales

−Actualmente, hay una causa judicial en Argentina sobre trata de personas con fines de explotación por parte del Opus. ¿Cómo funciona ese mecanismo?

−En cada país en el que opera hay miembros de élites que residen en casas cerradas de la institución; pueden ser jueces, congresistas o empresarios viviendo en casas lujosas de convivencia en los mejores barrios de todas las ciudades.

“El Opus Dei se dio cuenta de que estos hombres necesitaban ser atendidos, pero, como es una organización cerrada, donde nadie revela qué sucede, requería de personas que vivieran en la misma situación de encierro. Reclutaron en lugares pobres a mujeres de entre 13 y 14 años, las formaron con mucha rigurosidad como mucamas y después las convencieron de que tenían vocación de servir a Dios para hacerlas vivir una vida de castidad, pobreza y obediencia. Nunca les pagaron; hay mujeres que trabajaron hasta 40 años sirviendo, fregando pisos de rodillas, lavando ropa de 6 de la mañana a 9 de la noche, aisladas de sus familias, y obligadas a tener prácticas de flagelación.

“En 2021, 43 mujeres que pasaron por esto hicieron una denuncia que fue elevada a la justicia federal. Luego de dos años de investigación se formalizó como acusación por trata de personas con fines de explotación. El juez federal Daniel Rafecas tiene pendiente hacer el pedido de indagatoria a las principales autoridades del Opus Dei durante los 40 años pasados. Es la primera causa formalizada por trata de mujeres con fines de explotación contra la Iglesia católica en toda la historia de ésta; también es la primera denuncia colectiva de estas dimensiones contra el organismo.

Estas mujeres sometidas plantaron esta denuncia, no sus miembros de élite, que siguen teniendo trabajos relacionados con el poder que les otorgó el Opus Dei y no quieren salir a decir que pertenecieron a esa institución. Hoy esta causa judicial es un problema, porque el Opus Dei ha hecho lo mismo con mujeres pobres en todos los países donde tiene presencia.

Romper la opacidad

−¿Fue la falta de respuesta del Opus Dei el principal obstáculo en su investigación?

−Hay dificultad en traer a la luz la historia de personas no públicas, sobre las que no hay ningún dato en Internet, además de la complejidad de reconstruir una vida que sucedió entre muros. Por fuera de eso, el Opus ha montado sobre su verdadera estructura una apariencia o fachada, por lo que es difícil acceder a información y a documentación real porque; por ejemplo, dicen que son pobres, pero tienen 20 asociaciones civiles con 150 propiedades en Argentina.

Mi investigación anterior al libro tiene que ver con revelar su matriz económica-jurídica. Romper esa opacidad, traer eso a la luz, es lo más difícil, porque los integrantes del Opus Dei no están dispuestos a hablar en términos reales, y muchos de sus discursos se sostienen en mentiras.

−¿Cómo tomó que el Opus sacara un comunicado buscando desacreditar su investigación?

−Tienen una metodología en la que, cuando un texto revela o critica algo, sacan un comunicado para desacreditarlo. Hace poco difundieron uno de 106 páginas para responder punto por punto el libro del autor inglés Gareth Gore. Niegan la acusación de la justicia con un comunicado dirigido a sus fieles.

Yo imaginaba que iban a sacar un comunicado por mi libro, lo tomé como el intento que tienen para frenar la repercusión entre sus miembros, a quienes invitan a no leerlo. Es la manera en la que funcionan. Lamentablemente, es muy repetitivo; me gustaría que si hay algo que no está bien en mi libro, me lo dijeran en una entrevista. Como periodista nada me interesaría más.