Con piezas de Cristóbal MarYán, Enrico Chapela y Modest Mussorgski, la agrupación se unió al festejo de los 700 años de la fundación de Tenochtitlan
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Lunes 17 de febrero de 2025, p. 4
La Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) se unió este fin de semana a la conmemoración de los 700 años de la fundación de la gran Tenochtitlan, capital del imperio mexica, con un programa en el que las fronteras entre tiempos, geografías, culturas y lenguajes quedaron diluidas.
Con Eduardo García Barrios de director huésped, el cartel incluyó el estreno mundial de Codex mexica: La Pasión, del joven compositor mexicano Cristóbal MarYán, así como la interpretación de Chinampa y trajinera, de Enrico Chapela, uno de los autores referenciales de la música de concierto nacional hoy día, y Cuadros de una exposición, de Modest Mussorgski, uno de los grandes innovadores de la música rusa del periodo romántico.
En el primero de los dos conciertos, el sábado –el otro se ofreció ayer–, el público fue partícipe en la sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli de un gozoso convite musical en el que el ánimo y las emociones fueron exaltados por el vigor y poderío de aquellas obras.
La sesión abrió con la pieza de Chapela (Ciudad de México, 1974), disfrutable paseo sonoro por los canales de Xochimilco en el que, apoyado por una mezcla entre el lenguaje contemporáneo y la música tonal mexicana, el compositor da cuenta de la riqueza de músicas folclóricas de varias partes de nuestro país que puede escucharse en esta megalópolis.
Estrenada en 2021 en Alemania, es una pieza de sonoridad contemporánea y energizante, rítmica en todo momento, que empieza con una especie de ensoñación, y en cuyo recorrido de casi 15 minutos es imposible no advertir las raigambres melódicas que nos son tan propias.
De súbito emerge el canto saleroso de una marimba que evoca la música chiapaneca; luego, el del arpa que remite al desparpajo chispeantes del son jarocho; más adelante, los lánguidos violines asociados al huapango huasteco, y no podía faltar la festividad del mariachi con la brillantez celebratoria de las trompetas. Un final impetuoso al que el público reaccionó de forma entusiasta. Presente en la sala, Chapela pasó al escenario entre aplausos y gritos de ¡bravo!
Llegó, el estreno absoluto de Codex mexica: La Pasión, pieza que fue acompañada por la proyección de un corto animado dirigido por el propio compositor, en el que narra en imágenes los pasajes históricos que conforman ese relato musical.
Cristóbal MarYán (Ciudad de México, 1992) escribió esta obra en 2021 con motivo del 500 aniversario de la caída de Tenochtitlan. Sin embargo, por la pandemia, su estreno se pospuso y fue grabada ese mismo año en línea por la Orquesta de las Américas, por partes, y luego ensamblada en posproducción. En aquel proyecto se invitó de solistas al violonchelista Yo-Yo Ma y al violinista Johnny Gandelsman.
Concebida como un códice sinfónico
que cuenta la historia de la caída de Tenochtitlan y el renacimiento de la civilización del México moderno, y lo que se ha convertido en una plantilla para la identidad contemporánea latinoamericana
, se trata de una partitura de corte narrativo y arriesgado, con sonoridades poco convencionales que remiten a onomatopeyas animales, música antigua del Medio Oriente y andaluz, percusiones de origen prehispánico, atmósferas rituales; en fin, un crisol sonoro que transita de los susurros propios del miedo y la sorpresa a la estridencia de la guerra, de la majestuosidad inherente a un emperador al lamento de la derrota.
Con la participación de Inna Nassidze en el violonchelo y Wilfredo Pérez Gaydos en el violín, son poco más de 15 minutos repletos de sensaciones y arrebatos emocionales con los que el escucha no puede terminar por no compenetrarse y exaltarse. Al concluir, el público reaccionó con atronadoras ovaciones.
Entrevistado al final del concierto, MarYán explicó que en esta pieza utiliza la forma musical de La Pasión para visitar diversos episodios de aquel pasaje histórico mexicano: Es un experimento artístico en los que empalmé la Pasión de Cristo con la caída de Tenochtitlan: ¿qué hubiera pasado si (la Pasión) hubiera ocurrido aquí? ¿Qué símbolos encontraríamos?
La velada concluyó con Cuadros de una exposición, de Mussorgski, en la versión para orquesta de Maurice Ravel, en la que la OFCM dio cuenta del espléndido balance y cohesión entre sus secciones, con una ejecución impecable, que, una vez concluida, y ante la aclamación generalizada, obligó a Eduardo García Barrios a repetir la última de las 15 piezas de esa suite, La gran puerta de Kiev, dedicada por el director huésped al gran pueblo ruso y al de Ucrania, que en un momento fueron uno solo
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