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Tu colonia

Surgió en la década de los 60 del Siglo XIX

Santa María la Ribera, de origen campestre a refugio de trabajadores

Por sus calles caminaron artistas como Ramón López Velarde, Amado Nervo, Enriqueta Camarillo y el Dr. Atl

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▲ Quedan pocos comercios de barrio, como los mercados; la alameda es lugar para la difusión cultural, el bailongo y otros sitios emblemáticos son el Museo del Chopo y el Salón París.Foto Jair Cabrera Torres
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▲ El kiosco Morisco en la alameda de Santa María la Ribera, en 1912.Foto Fototeca Nacional del INAH. https://mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/fotografia%3A319768
 
Periódico La Jornada
Domingo 9 de febrero de 2025, p. 25

Considerada una de las colonias más antiguas y de las primeras que se fraccionaron fuera del casco urbano de lo que era la Ciudad de México hacia la sexta década del siglo XIX, Santa María la Ribera no ha estado exenta del asedio de las inmobiliarias y la gentrificación que han experimentado otras zonas centrales, aunque aquí ha sido más lento.

Todavía no estamos en la fase brutal que se vive en la Roma o la Condesa, pero para allá vamos. Con la construcción de nuevos edificios también han comenzado a llegar restaurantes, cafeterías, incluso franquicias y negocios que nada tienen qué ver con el barrio, considera Sergio Corona, un joven avecindado aquí hace más de 15 años.

Checo, como prefiere que se le nombre, recuerda que a su llegada empezó justamente el auge inmobiliario que movilizó a los vecinos contra las constructoras que arrasaron con las viejas casonas, que en el mejor de los casos, sólo mantenían sus fachadas originales.

Para entonces se trataba de una colonia popular que a partir de los años 50, a raíz de la aparición de fábricas favorecidas por la vía ferroviaria que pasaba a unos metros, alejó a sus primeros habitantes y atrajo a nuevos residentes de colonias aledañas, refiere Adrián Hernández Cordero, investigador de la UAM-Iztapalapa, en un análisis que hizo sobre su transformación.

Las antiguas construcciones que distinguían a Santa María la Ribera empezaron a transfigurarse, fueron subdivididas para convertirlas en vecindades y acogieron al lumpenproletariado que no dejaba de llegar al barrio.

En el 2000, cuando se aprobó el programa de desarrollo urbano de la colonia, se le identificada como una zona conflictiva, con deterioro social y problemas de delincuencia, narcomenudeo, robo de autopartes, prostitución y población en situación de calle, por lo que fue conocida como Santa María La Ratera.

Delimitada en la actualidad por la avenida Insurgentes, el Circuito Interior, Ricardo Flores Magón y la Ribera de San Cosme, fue fraccionada por los hermanos Joaquín y Estanislao Flores en 1959, en los terrenos del rancho Santa María, que formaban parte de la hacienda de La Ceja, cuenta el cronista Rodrigo Hidalgo.

El académico comenta que al sureste, detrás de la Casa de los Mascarones, creció otra colonia conocida como Barroso, que después formaría parte de Santa María la Ribera. Si ahora caminas verás que las calles no están alineadas, tienen diferente trazo, si entras en Amado Nervo terminas en Torres Bodet y tienes que dar la vuelta para seguir por la misma calle.

Santa María la Ribera se planeó como una colonia campestre con la intención de que sus habitantes disfrutaran de las comodidades de la cercanía de la ciudad, que entonces era prácticamente el centro, y las bondades del campo, con aire puro, vegetación y terrenos para cultivar, refiere el cronista a partir de los folletos que promocionaban su venta.

A diferencia de la Roma o la Juárez, que se diseñaron con toda la infraestructura, la nueva colonia carecía de todos los servicios urbanos como luz y agua. Tampoco la distinguía una arquitectura en particular, pues sus inmuebles se realizaron con todos los movimientos arquitectónicos que existían en aquel entonces.

En sus mejores tiempos fue refugio de poetas, escritores y artistas como Ramón López Velarde, Enriqueta Camarillo, Amado Nervo, Mariano Azuela y el Dr Atl. En sus calles, la mayoría con nombres de árboles, aún se conservan sitios y edificios históricos como los inmuebles que albergan los museos del Chopo y de Geología, la iglesia de la Sagrada Familia, más conocida como el templo de los Josefinos, y la Casa de los Mascarones.

Otros lugares emblemáticos que aún se mantienen son el antiguo teatro Bernardo García, el Casino, que fue centro de reunión y ahora es usado para vivienda, la casa Alzate, donde se fundó el equipo América, y el Salón París.

Su alameda y el kiosco Morisco, que se convirtió en símbolo de la colonia, aún conserva su aire de barrio y se mantiene como centro de encuentro de sus habitantes, que promueven la vida comunitaria con proyectos culturales articulados en diversos colectivos.

Checo pertenece a uno de ellos, conocido como Enchúlame la bicicleta, ubicado a unos pasos de la alameda, platica que se organizan radio bocinas, talleres, huertos urbanos, teatro, bailes de calle, convites y todo tipo de festividades a manera de resistencia contra el proceso de gentrificación que se ha acentuado en estos días.

El costo de la vivienda se ha duplicado en los pasados cuatro años. Un departamento de 60 metros sobre el Eje 1 Norte costaba un millón 700 mil, y en la actualidad están en más de 3 millones de pesos. Lo mismo ocurre con las rentas. Hace 15 años podías hallar un departamento en 5 mil pesos al mes; hoy, por ese precio consigues un cuartito.

Las inmobiliarias promueven los nuevos edificios de ubicación privilegiada y plusvalía garantizada, con departamentos de 34 metros cuadrados en la Santa María, que la describen como una colonia rodeada de historia y belleza arquitectónica.