A la natación mexicana le hace falta encontrar su propio método de entrenamiento. Un estilo propio que potencialice las habilidades de sus competidores y los lleve a codearse con lo mejor de la disciplina a nivel mundial.

Muchos piensan que para mejorar es necesario mudarse a Estados Unidos, Japón o Australia; sin embargo, no somos estadunidenses, ni australianos o japoneses, tenemos otro tipo de cultura, morfología y forma de crecer. Basándonos en eso, es que se debe delinear un método mexicano que le brinde la oportunidad a todos los nadadores de prosperar, comentó el seleccionado Miguel de Lara.

Aunque la mitad de su preparación rumbo a Los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 se realizará en Virginia, el coahuilense considera que la formación de tritones a nivel local es posible siempre y cuando los involucrados trabajen en equipo.

Es un trabajo que se tiene que hacer de manera conjunta entre los deportistas, la iniciativa privada, así como fideicomisos y subsidios gubernamentales. Qué maravilla sería que los próximos seleccionados surgieran de piscinas públicas y entrenados por instructores mexicanos.

El seleccionado hizo historia en los Juegos de París 2024 al avanzar a las semifinales en los 200 metros pecho por primera vez desde Atenas 2004. En la próxima cita veraniega aspira a más.

¿Por qué limitarme y no pensar en subir al podio? Según estudios a nivel internacional, muchos de los nadadores de Latinoamérica alcanzan su madurez deportiva después de los 30 años, así que no me importa la edad que tenga mientras me sienta capaz de enfrentarme a los mejores. Todo es cuestión de mentalidad, de cómo preparas tu mente y tu cuerpo.

Hace algunas semanas, Miguel entregó la documentación necesaria para solicitar una beca de la Conade. Y aunque espera que pronto le resuelvan, no condiciona su preparación a la obtención del apoyo gubernamental.

No es un problema nuevo. El respaldo tanto de la iniciativa privada como del gobierno serían de gran ayuda, pero de cualquier forma siempre he visto la manera de obtener dinero para prepararme.

Un diagnóstico de asma durante su niñez acercó a Miguel a la piscina. Fue ahí donde aprendió a ser disciplinado y resiliente.

Traté de clasificar a Río de Janeiro y me quedé corto, después intenté ir a Tokio y la pandemia frustró mi intención. Finalmente logré mi meta en París, lo que me demostró que con perseverancia toda meta es alcanzable.

Por lo pronto, De Lara entrena en Torreón. Su primera competencia será el selectivo nacional para el Mundial en Singapur.