La música es para Leopoldo Novoa (Bogotá, 1958) un instrumento mediante el que reafirma su identidad latinoamericana. Nacido en Colombia y naturalizado mexicano, está convencido de que en esta región del continente se tiene una identidad muy fuerte, derivada de una historia y una cultura en común.

Es una historia también de luchas y de tratar de ser como países y culturas. Es algo que me pega mucho. En general, tengo la necesidad de ubicarme y reafirmar en mi trabajo mis raíces, agrega el compositor e intérprete, de quien este sábado se tocará en el Carnegie Hall, en Nueva York, su obra ¿Sabe como e’?, a cargo de Tambuco Ensamble de Percusiones de México.

Cuando me preguntan si soy colombiano, claro que lo acepto, pero si me dicen que soy mexicano, también. Se me agrandó la patria, y la verdad es que no he tenido que escoger nada. Quienes hemos tenido la oportunidad de viajar un poco o vivir en otro lado sabemos que tenemos una identidad latinoamericana muy fuerte.

Tal situación se expresa de forma fehaciente y frecuente en su escritura musical a partir de abrevar en expresiones sonoras tradicionales de la región, como ocurre con la citada pieza de su autoría que la agrupación mexicana interpretará en aquella prestigiada sala de conciertos estadunidense.

Se trata de un cuarteto de guacharacas y marimbola, que tiene de base el instrumento de percusión popular la guacharaca, que es parecido al güiro, y se emplea sobre todo en el vallenato y la cumbia, señala el autor, quien precisa que el título de la obra es una expresión caribeña que equivale a ¿tú sabes?

Esta partitura es resultado de un encargo realizado en 1998 por Ricardo Gallardo, director de Tambuco, que la estrenó al año siguiente en el Festival Internacional Cervantino y que desde entonces ha formado parte recurrente en sus programas. De duración aproximada de 20 minutos, está conformada por cuatro movimientos, que en esta ocasión serán interpretados de manera corrida.

Me siento muy contento y honrado de que este cuarteto sea tocado ahora en un lugar tan importante como el Carnegie Hall, que, dicho de paso, ante las circunstancias políticas actuales (con la llegada de Donald Trump de nuevo a la presidencia de Estados Unidos) es muy significativo que un grupo mexicano y una obra de un autor latinoamericano tengan presencia en ese espacio. Tanto en el Carnegie Hall como en muchos sectores de Los Ángeles y Nueva York sí hay un intento de demostrar que hay gente que no va a ceder a esa animadversión hacia América Latina. Tratar de sacar a los latinos de Estados Unidos es sacar a más de la mitad de ese país.

▲ El compositor colombiano Leopoldo Novoa sostiene: si me dicen que soy mexicano, lo acepto. Se me agrandó la patria.Foto Ángel Alcalá

En entrevista vía telefónica desde Nueva York, donde se encuentra para asistir a la interpretación de su trabajo, Leopoldo Novoa refiere que ¿Sabe como e’? nació cuando proyectaba escribir un cuarteto de cuerdas, pero todo cambió al escuchar en la radio a un solista de la guacharaca que tocaba de manera fenomenal.

La naturaleza de esta obra es festiva, luminosa y tiene cierto aire tropical, describe el autor, quien a lo largo de su carrera de compositor e intérprete se ha interesado y adentrado también en el estudio de la relación entre las músicas tradicionales de América Latina y las músicas barrocas, tanto las que llegaron de Europa como las que se generaron en esta parte del orbe, a través de su participación en el grupo Tembembe Ensamble Continuo y el dueto Mar Barroco.

Es algo que también me ha aportado para la composición. Hay mucha gente que se ríe y me dice que cómo toco música barroca y popular y compongo música contemporánea. Es una maravilla de licuadora, respondo. Lo disfruto horrores y me aporta muchísimo, destaca y menciona las colaboraciones que a lo largo de casi dos décadas ha tenido por medio de Tembembe con el músico catalán Jordi Savall, uno de los más reconocidos especialistas en música antigua en el mundo.

El compositor resalta que la multicitada obra, como ocurre con gran parte de su trabajo, tiene un sentido social, al estar dedicada a la paz en su país natal: Cuando la escribí, la situación de la guerra en Colombia estaba muy álgida. Aunque sigue estando difícil, en ese tiempo estaba aún más complicado; entonces, tiene una dedicatoria a la paz con justicia y dignidad para todos.

Para concluir, detalla que el primer movimiento de la pieza es un encuentro y saludo entre las guacharacas; el segundo, una gran conversación entre todas ellas; el tercero, una serie de acordes logrados a partir de descubrir que esos instrumentos tienen sonidos oscuros y brillantes, y el último es una fuga.

Soy amante del contrapunto, soy muy a la antigua, y me encanta.