Donald Trump: a garrotazo limpio // Megalomanía, amenazas, agresión // Dios
es su secretario particular
mpúdico y guerrerista, Donald Trump inaugura su segundo mandato no consecutivo agrediendo a todo el mundo, reivindicando las más nefastas tradiciones
imperiales, pasándose el derecho internacional por el arco del triunfo, y en la salvaje creencia de que la forma más civilizada
de relacionarse con la comunidad de naciones es a garrotazo limpio, sembrando miedo por doquier y amenazando a todo lo que se mueva, siempre en nombre de Dios
y del Destino Manifiesto, claro está.
Modesto como es, el magnate asegura que con él en la Casa Blanca la era de oro de Estados Unidos comienza ahora
, de tal suerte que su país reclamará su legítimo lugar como la nación más grande, poderosa y respetada de la Tierra, inspirando el asombro y la admiración del mundo entero; seremos la envidia de todas las naciones y no permitiremos que se aprovechen de nosotros nunca más (qué cara más dura); América pronto será más grande, más fuerte y mucho más excepcional que nunca; a partir de este momento (¡viva la megalomanía!), el declive de América ha terminado; el 20 de enero de 2025 es el día de la liberación
.
El imperio, pues, así sea con fórceps. Ante la megalomanía de Trump, queda claro que Dios
no es más que su secretario particular y el Gran Garrote (el famoso Big Stick) el bolígrafo con el que firma sus acciones ejecutivas
para desnucar a la democracia, declarar la guerra comercial y aterrorizar a la comunidad de naciones.
De allí pasó al recuento de amenazas que, asegura, llevará a la práctica: aranceles e impuestos a los países extranjeros para enriquecer a nuestros ciudadanos; serán cantidades masivas de dinero que llegarán a nuestro tesoro procedentes de fuentes extranjeras
; abierta declaración de guerra contra Panamá, en su afán de recuperar
el canal istmeño ahora dominado por los chinos; vamos a tomarlo de nuevo
; cambiar el nombre del Golfo de México por el de Golfo de América (al puro estilo de la Doctrina Monroe); emergencia nacional
en la frontera con México, que sellaré
para repeler la invasión desastrosa de nuestro país
, para lo cual enviará tropas a fin de garantizar que devolveré a millones de extranjeros criminales a los lugares de los que vinieron
; además, designaremos a los cárteles (de la droga) organizaciones de terroristas
, etcétera, etcétera.
Por cierto, anunció algo que parece trivial, pero que en realidad tiene mucho de fondo ideológico por el personaje al que quiere reivindicar: Trump retomará el nombre original del actual Monte Denali (el más elevado de América del Norte), es decir, Monte McKinley, en honor del vigésimo quinto presidente estadunidense (1897-1901), William McKinley, a quien puede catalogarse como el zar de los aranceles, pues durante su mandato, en 1890, los elevó a 50 por ciento para proteger a la industria nacional de la competencia extranjera
, una suerte de make America great again de finales del siglo XIX y principios del XX. Cuatro años después, los demócratas cancelaron esa ley, por el constante aumento de precios internos.
Además, este republicano (de ascendencia escocesa e irlandesa ( ergo, de inmigrantes) espoleó, hasta que lo logró, la guerra contra España (1898) para quedarse con Cuba, Puerto Rico, Guam y Filipinas. Por cierto, este mandatario fue asesinado y su sucesor fue otra joya de la política gringa: Theodore Roosevelt, el creador del Big Stick (aunque en los hechos éste operó desde la fundación de Estados Unidos), el robo de Panamá a Colombia y, casualmente, el Canal de Panamá –propiedad de los panameños–, que ahora Trump pretende recuperar
. No es gratuito, pues, que rinda homenaje a ese par de ex presidentes y amenace por doquier.
Entonces, transcurridos 249 años y pico desde su declaración de Independencia (periodo en el que se documentan miles de agresiones, injerencias, expansionismo, golpes de Estado, guerras, masacres, robos en despoblado y mucho más), al gobierno estadunidense no le interesa ni quiere convivir
con la comunidad de naciones si no es a garrotazos, algo que, desde luego, reivindica el delincuente impune Donald Trump, porque esos son los valores morales e históricos
de Estados Unidos, por obra y gracia de Dios
.
Las rebanadas del pastel
Con los atentos saludos de la presidenta Sheinbaum: México no tiene por qué agachar la cabeza; somos un país grandioso y los mexicanos un pueblo trabajador, honesto, fraterno y solidario; tenemos mucho que presumir ante el mundo entero; entonces, la relación con Estados Unidos tiene que ser entre iguales y siempre en defensa de los paisanos que allá viven
. Así de sencillo, así de complicado.
X: @cafevega