Los borradores mecanografiados de Bob Dylan para su exitosa canción de 1965 Mr Tambourine Man se vendieron por más de 508 mil dólares (10.5 millones de pesos) en una subasta en Nashville, Tennessee.

Las dos hojas de papel amarillas contienen tres borradores progresivos de la letra con anotaciones en el tercer borrador de la canción.

Los borradores de Dylan fueron subastados con un precio estimado de entre 400 mil y 600 mil dólares.

Una pintura al óleo realizada y firmada por Dylan en 1968 también alcanzó su estimación de 200 mil a 300 mil dólares y se vendió por 260 mil dólares.

La obra de arte representa una figura en colores brillantes en estilo cubista y fue producida por Dylan después de que su primera esposa, Sara, le regalara pinturas al óleo para su cumpleaños número 27.

Entre otros lotes de alto valor, se encontraba una guitarra eléctrica Fender Telecaster de 1983, que fue propiedad de Dylan y que él tocó antes de regalársela al famoso técnico de amplificadores y músico César Díaz. El instrumento superó su precio de venta estimado de 80 mil a 120 mil dólares para venderse por 222 mil 250 dólares.

Varios bocetos de Dylan también se vendieron por mucho más de su precio estimado, incluido un dibujo de una mano en un bloc del hotel The Plaza de Nueva York.

Se esperaba que el dibujo se vendiera por entre mil 500 y 2 mil 500 dólares, pero se vendió por 88 mil 900 dólares.

Además, una chaqueta vaquera Levi’s, adornada a mano con terciopelo, encaje y otros parches que usó Dylan en la película Hearts Of Fire, de 1987, se vendió por 25 mil 400 dólares.

En total, la colección de artículos de Dylan recaudó casi 1.5 millones de dólares, según Julien’s Auctions.

El director ejecutivo y cofundador de Julien’s Auctions, Martin Nolan, lo describió como fantástico con ventas excepcionales, y añadió: “Nos sentimos honrados de destacar esta colección verdaderamente única con tantos artículos históricos de Bob Dylan que pertenecían al abuelo del periodismo de rock, Al Aronowitz.

La subasta de guantes blancos de hoy no hace más que reforzar el impacto extraordinario y el amor eterno que la gente tiene por Dylan, el cual trasciende generaciones.