Para México, la propuesta de Donald Trump de reducir de 21 a 15 por ciento el impuesto sobre la renta a las empresas implica una pérdida de inversiones manufactureras destinadas originalmente a sus zonas industriales, como el Bajío y la frontera norte.

Esta medida supone un drástico impacto para países como México, donde este impuesto es de 30 por ciento, lo cual provocaría que las industrias automotriz y electrónica fueran las más afectadas, afirmó Víctor Aguirre-López, socio fundador de BlackBox Startup Law.

El país sigue siendo una opción estratégica gracias al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), su fuerza laboral calificada y sus redes de distribución optimizadas para atender al mercado estadunidense. Sin embargo, la competencia fiscal podría obligar a las autoridades mexicanas a reconsiderar incentivos para retener y atraer inversiones.

La propuesta podría convertir a Estados Unidos en un destino atractivo para la inversión manufacturera internacional.

A medida que se aclaren los detalles, los expertos anticipan que la puesta en marcha de la reducción tributaria podría tener implicaciones más amplias para la economía global. Por un lado, las empresas podrían buscar reubicar sus operaciones para aprovechar el nuevo entorno fiscal, mientras otros países podrían responder con reducciones impositivas similares para mantenerse competitivos.

Este es sólo el inicio de una reconfiguración del entorno manufacturero global. Empresas, gobiernos y analistas deben observar de cerca cómo se desarrolla y prepararse para adaptarse a un nuevo equilibrio competitivo, explicó el especialista.