Entre octubre del año pasado y lo que va de 2025, por lo menos 11 caravanas de migrantes se han conformado desde Tapachula, Chiapas, con el objetivo de llegar a la Ciudad de México o a los estados de la frontera norte para intentar entrar a Estados Unidos.

Sin embargo, en su mayoría han sido disueltas por el Instituto Nacional de Migración (INM) y otras se han desintegrado por los riesgos a los que se enfrentan en su caminar y por el desgaste físico que conlleva la travesía, según lo reportado por los mismos migrantes y organizaciones que los acompañan.

Del total de las 11 caravanas que se han podido documentar, ocho salieron después de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, en las que resultó triunfador Donald Trump, el pasado 5 de noviembre, y ante el inminente endurecimiento de la política migratoria de ese país.

En estas movilizaciones han participado miles de personas extranjeras, incluyendo niñas y niños, procedentes de Centro y Sudamérica, así como haitianos, quienes en su mayoría buscan solicitar asilo en Estados Unidos a través de la aplicación CBP One.

Aunque este sistema puede ser utilizado desde la frontera sur, muchos migrantes apresuran su salida de Tapachula ante la desesperación de no obtener una cita para entrar a Estados Unidos, lo que puede tomar varios meses, y frente a la falta de oportunidades laborales y de estancia en esa ciudad de Chiapas.

Para disolver las caravanas, si bien en algunos casos el INM ha entregado oficios que permiten a los migrantes permanecer en el país hasta por 20 días, les ofrece traslados a otras entidades con la promesa de entregarles dichos documentos, pero al final son dejados a su suerte y sin ningún papel con el que puedan transitar.

Así lo han documentado organizaciones como el Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova y el de Dignificación Humana.