La Habana., La batalla que Cuba y el gigante estadunidense Bacardí libran hace décadas por la marca de ron Havana Club se reavivó con la promulgación, el pasado 1º de diciembre, de una nueva ley de Washington que rechazó el gobierno de La Habana.

La ley para no reconocer marcas robadas en Estados Unidos, que firmó el presidente Joe Biden, prohíbe a los tribunales y agencias federales estadunidenses reconocer las marcas consideradas confiscadas ilegalmente durante las nacionalizaciones del gobierno cubano, que siguieron a la revolución de 1959, a menos que el propietario original haya consentido su uso.

La Habana denunció enérgicamente el nuevo precepto legal como una patente de corso que ensancha el camino para consolidar el robo de marcas cubanas legítimamente registradas en Estados Unidos.

Durante la exposición del proyecto legal, que presentaron demócratas y republicanos ante el Congreso en 2023, se mencionó específicamente el caso del ron cubano y, en particular, su marca insignia, Havana Club.

Esta nomenclatura comercial ha sido objeto de un litigio durante varias décadas entre Cuba, cuya empresa Cuba Ron es socia del grupo francés Pernod Ricard desde 1993, y el gigante estadunidense Bacardí, heredero de la empresa familiar de Santiago de Cuba, cuyos activos fueron nacionalizados por el entonces mandatario Fidel Castro.

Havana Club se expende en 125 países a través de diversas filiales de Pernod Ricard, pero no en Estados Unidos, debido al embargo que Washington aplica contra la isla desde 1962.

A pesar de esta excepción, Cuba logró registrar la marca en Estados Unidos durante 20 años desde 1976, lo que Bacardí impugnó en 1995 y comenzó entonces a vender su propio Havana Club en esa nación.

Por lo pronto, Bacardí se congratula por la adopción del texto, indicó el gigante estadunidense en una breve declaración a la agencia informativa Afp, mientras Pernod Ricard expresó su decepción por una legislación que pone en duda sus derechos de larga data sobre la marca Havana Club en Estados Unidos.