En el país alrededor de 1.3 millones de personas tienen demencia, considerada la segunda enfermedad neurológica que causa más años vividos con discapacidad, señaló Alberto Ávila, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, quien precisó que se espera que para mediados del siglo la cifra de personas con esta condición casi se triplique.

Expuso que aunque ha habido avances en cuanto a sensibilizar a la población sobre el envejecimiento e incluso hay mayor cantidad de especialistas en geriatría y gerontología, el trabajo aún es insuficiente.

El geriatra manifestó a La Jornada que desde hace casi una década surgió la primera versión del Plan Nacional de Demencia, y el año pasado se tuvo una nueva, donde se establecen los principales retos, pero desde esa época “muchos de los problemas siguen sin mejorar hasta la actualidad.

Es triste decirlo; no cambia mu-cho en el fondo porque se sigue hablando de que es una epidemia, de los grandes estragos que ocasiona en las familias; son los mismos temas sin que haya una respuesta más clara. Por ejemplo, los medicamentos antidemenciales no estaban incluidos en los programas de gratuidad y los centros de día no acogen fácilmente a gente con demencia; hay falta de unidades que puedan darles respiro o apoyo a los familiares o gente que se encargue del cuidado.

Añadió que datos del estudio 10/66, proyecto de investigación internacional sobre la demencia en el cual participan, entre otros, expertos del Instituto Nacional de Neurología, apuntan que el costo de los cuidados asociados a la demencia son absorbidos hasta en 80 por cien-to por las familias, y los cuidadores encargados de este tipo de pacientes son principalmente mujeres.

Lo anterior implica la pérdida de ingresos de estas personas porque no trabajan (de forma remunerada) o reducen sus horas de trabajo para dedicarlas al cuidado; esto perpetúa la inequidad de género.

Explicó que las demencias son un conjunto de enfermedades cuya característica común es la afectación de las funciones mentales, sobre todo de la memoria, y la más frecuente en nuestro país y en el mundo es el Alzheimer.

La demencia es un problema de salud pública y debe ser prioridad; además es una enfermedad terrible, estigmatizante y que despersonaliza a los individuos.

En 55 por ciento de los casos, la de-mencia puede prevenirse con acciones que promuevan la salud cerebral a lo largo de la vida, aseguró. Hay factores que inciden en el desarrollo de demencia en la vejez, como no tener acceso a la educación en la infancia y no atender enfermedades crónicas como la diabetes, hipertensión, depresión, obesidad o no frenar el tabasquismo y el consumo excesivo de alcohol en la adultez.

En la vejez es indispensable evitar el deterioro sensitivo, sobre todo el déficit para escuchar; la audición es muy importante, y evitar la soledad o promover el contacto social son elementos que disminuyen el riesgo.