La imposición de aranceles a las importaciones de Estados Unidos, como ha prometido el presidente electo Donald Trump tendrán un efecto negativo sobre la mayor economía del mundo, pues reducirían en más de medio punto porcentual su tamaño, además encarecerán los bienes, presionarán la inflación y reducirán el poder adquisitivo de consumidores y empresas, entre otros efectos.

Fue la conclusión a la que llegó Phillip L. Swagel, director de la Oficina del Presupuesto del Congreso de Estados Unidos, al realizar un estudio que le solicitaron senadores para evaluar el efecto que tendrían las tarifas arancelarias que Trump pretende imponer a todas las importaciones, incluidas las procedentes de socios en los acuerdos comerciales actuales –entre los que se encuentran México y Canadá, con los que el propio Trump renovó el acuerdo de libre comercio durante su primer mandato.

El análisis se basa en un cálculo de 10 por ciento a todas las exportaciones y de 60 por ciento a las mercancías procedentes de China.

Los senadores demócratas Chuck Schumer, líder del Senado, Sheldon Whitehouse, presidente del Comité de Presupuesto y Ron Wyden, presidente del Comité de Finanzas, solicitaron a Swagel hacer un análisis sobre los efectos que tendrían los aranceles sobre tres aspectos fundamentales: el presupuesto, la economía, y la distribución de la riqueza en Estados Unidos.

El análisis reveló que en lo que se refiere al presupuesto, si bien los gravámenes a las importaciones disminuirían el déficit comercial en 2.9 billones de dólares y aumentarían los ingresos federales, también reducirán las importaciones estadunidenses y, en consecuencia, las tasas aduaneras.

La oficina de presupuesto del Congreso prevé que los aumentos de los aranceles a las importaciones estadunidenses y los aranceles equivalentes impuestos en represalia por los socios comerciales a las exportaciones estadunidenses reducirían el crecimiento de la economía, que también sería objeto de aranceles equivalentes, en represalia por parte de los socios comerciales.

Los efectos más severos recaerían sobre la economía en su conjunto. Los aranceles encarecerían los bienes de consumo y de capital, lo que ejercería una presión al alza sobre la inflación, en por lo menos uno por ciento, aproximadamente, y reducirán el poder adquisitivo tanto de los consumidores como de las empresas.

Además reducirán la productividad, al limitar la competencia de las importaciones y hacer que los recursos se utilicen de forma menos eficiente. En total, se estima que los efectos finales de los aranceles reducirían el producto interno bruto (PIB) real en 0.6 por ciento, advirtió.

Respecto a la distribución de la riqueza, el informe advierte que los aranceles reducirían el ingreso real medio, al disminuir la producción agregada y aumentar los precios. Los trabajadores de las industrias en expansión podrían ver aumentar sus ingresos, y los de industrias en contracción verían disminuir los suyos.

El informe elaborado por el director de la Oficina del Presupuesto del Congreso subraya que el plan arancelario del presidente electo aumentarían la incertidumbre de las empresas sobre las futuras barreras al comercio, reducirían la rentabilidad de las nuevas inversiones, especialmente para las empresas que utilizan bienes importados en su proceso de producción. Como resultado, algunas empresas estadunidenses retrasarían o renunciarían a nuevas inversiones. Además, al aumentar el costo de las operaciones, los aranceles podrían alentar a las empresas a realizar ajustes costosos en sus cadenas de suministro, explicó.

El informe dirigido a los senadores aclara que Estados Unidos no ha aplicado aumentos arancelarios de esta magnitud en más de 50 años, por lo que las previsiones sobre los efectos económicos son muy inciertas. No obstante, advirtió que la dirección de los efectos estimados es coherente con la experiencia previa, y se estima que tenga un efecto negativo en la economía estadunidense.