Lunes 16 de diciembre de 2024, p. 8
París. El cineasta alemán Werner Herzog no le teme a la inteligencia artificial, demasiado estúpida
para hacer buenas películas, aseguró con motivo de una retrospectiva de su obra en el Centro Pompidou de París.
La inteligencia artificial intenta escribir guiones. Puede hacerlo. Si se trata de estereotipos, puede lograrlos. Incluso hacer películas, pero nunca será capaz de hacer filmes tan buenos como los míos. ¡La inteligencia artificial es demasiado estúpida para eso!
, afirmó.
A diferencia de muchos de sus contemporáneos, el director de las míticas Aguirre, la cólera de Dios (1972), rodada en la selva con su actor fetiche Klaus Kinski, o Fitzcarraldo (1982), para la cual hizo subir un barco de 300 toneladas por una montaña, no cree que la inteligencia artificial vaya a cambiar el mundo del cine.
Es una herramienta fantástica, pero para agentes inmobiliarios. Estás en París y te ofrecen una casa en Hawái, te la hacen recorrer virtualmente: ves detrás de mí, la cocina; por la ventana a la derecha, el océano; a la izquierda, un poco de jungla. Es perfecto para eso. Pero no es una herramienta para contar historias.
–¿Por qué?
–No esperen que se los explique, ¡es complicado! –corta Herzog– Pero créanme, no lo lograrán (...) Habrá intentos, pero todos fracasarán.
Excéntrico y genial para algunos, completamente loco para otros, Werner Herzog es uno de los grandes nombres del cine alemán.
Una anécdota famosa sobre este director afincado desde hace años en Estados Unidos narra que un día perdió una apuesta y tuvo que comerse sus zapatos.
Preocupado por los daños que causa la sociedad de consumo al medio ambiente, Herzog aseguró que ahora utiliza literalmente, un solo par
, unas zapatillas grises que lleva puestas durante la entrevista.
No es completamente cierto, también tengo botas de montaña, para terrenos rocosos
, corrige. “¡Y un par de sandalias para la selva!.
“Es fantástico que el público vea mis últimas películas. A veces creen que no he vuelto a filmar nada después de Fitzcarraldo, pero he hecho al menos 27 desde entonces”, dice el cineasta, conocido por su interés en los marginados y su búsqueda incansable de imágenes inéditas.
“Resulta particularmente querido uno rodado en 3D sobre el descubrimiento de la cueva de Chauvet. Ahí es donde despertó el alma humana: Homo sapiens, Cromagnon... Somos los mismos. Creamos imágenes, tenemos música, ellos también tenían instrumentos, rituales, funerales...”