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Historias del Poder Judicial
Orbia aprovecha corrupción en el PJF para evadir su deuda con pequeña empresa

Abel Campechano jamás pensó que el gigante de la petroquímica se iba a negar a cubrir sus honorarios

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▲ Campechano Palacios ha visto afectada su salud y tuvo que despedir a 70 trabajadores debido a la crisis que sufrió por la falta de pago del consorcio deudor.Foto La Jornada
 
Periódico La Jornada
Domingo 8 de diciembre de 2024, p. 10

Esta es una lucha como la de David contra Goliath. El empresario veracruzano Abel Campechano Palacios jamás pensó que Antonio del Valle Ruiz, el séptimo hombre más rico de México, con una fortuna de 4 mil 940 millones de dólares, dueño del conglomerado de empresas Kaluz, se iba a negar a pagarle sus servicios.

Egresado de la Universidad Veracruzana en ingeniería química y metalurgia con un diplomado en corrosión y mantenimiento industrial por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Campechano Palacios abrió su pequeña empresa hace 25 años y empezó a darle servicios al gigante de la petroquímica Mexichem, actualmente llamado Orbia, propiedad de Del Valle Ruiz.

El Grupo Orbia, con más de 24 mil empleados con actividades comerciales en más de 100 países, operaciones en 50, con sedes globales en Boston, Ciudad de México, Ámsterdam y Tel Aviv, generó ingresos por 8 mil 200 millones de dólares durante 2023.

Durante algunos años, todo fluyó perfectamente, hasta que en abril de 2016, explotó el reactor de clorados 3, del complejo Pajaritos de Pemex, en Coatzacoalcos, Veracruz, donde Mexichem tenía la mayoría accionaria. Oficialmente murieron 32 trabajadores, aunque los afectados dijeron que fueron muchos más.

La pyme de Campechano Palacios, llamada Ingeniería de la Corrosión y Mantenimiento Industrial, SA de CV, había hecho trabajos para esa planta propiedad del magnate Del Valle Ruiz, durante 2014 y 2015, de tuberías de obra electromecánica, protección anticorrosiva y servicios de renta de equipos de plataformas para trabajos en alturas.

Esos obras nunca me las pagaron, dice en entrevista con La Jornada, y añade: ellos dijeron que me iban a pagar y como yo seguía trabajando otros contratos con la misma empresa, pues esperé, porque me decían que me iban a pagar cuando el seguro cubriera la indemnización de la explosión en esa planta de Pajaritos, aunque luego la cerraron.

Añade: Ellos adquieren la concesión de Pemex en Pajaritos, Veracruz. Y luego se fue a trabajar con ellos, pero el que administraba la planta era la gente de Petroquímica Mexicana de Vinilo, así se llama actualmente. Ellos tenían 51 por ciento de las acciones, y Pemex el restante 49 por ciento.

La deuda en aquel entonces, era de 7 millones 683 mil 455 pesos, más el importe al Impuesto al Valor Agregado con un total 8 millones 912 mil 808 pesos. Una deuda que el gigante de la cadena del cloro no quiso pagar, argumentando que lo haría hasta que el seguro liquidara sus pérdidas por la explosión en la planta de Pajaritos.

Desde entonces, decenas de pequeñas y medianas empresas han sufrido las consecuencias de esta falta de pagos de innumerables facturas y servicios prestados al poderoso grupo empresarial Orbia, ahora dirigido por Juan Pablo del Valle Perochena, lo cual ha ido provocando el cierre de negocios y el despido masivo de trabajadores.

Violencia institucional

Campechano Palacios tiene ahora 59 años y lucha desde hace años en los juzgados para obtener el legítimo pago de sus servicios prestados a Orbia.

La violencia institucional que ha sufrido en los juzgados de Veracruz y en los federales, le ha provocado graves problemas de salud: A consecuencia de esto, he padecido varias enfermedades, mi salud se ha visto muy afectada; he estado en tratamiento siquiátrico, no duermo; todo esto me ha provocado mucha ansiedad. Además estoy sufriendo casi la quiebra de mi empresa. Las fuentes de trabajo de mi compañía se han perdido por esta corrupción judicial.

Debido al incumplimiento de pago, tuvo que despedir a 70 trabajadores y quedarse únicamente con 120: Tuvimos que despedirlos para sobrevivir. Durante todo este tiempo hemos tenido trabajo. Yo no me escondo de nadie, ni ando abusando de nadie, pero con esta deuda casi cierro mi pequeña empresa.

Ese ha sido el triste destino de otros: No soy el único contratista que le deben, hay varias demandas. Lamentablemente algunos no quieren demandar ni hablar porque pierden el trabajo. A mí, ya que los demandé, me eliminaron como proveedor.

Añade: Desde que demandé he vivido una tormenta emocional, porque yo tengo todos los elementos para ganar. Ni siquiera es necesario un juicio porque tengo documentados todos los trabajos, que los hice y los recibieron: estimaciones, generadores firmados por la empresa contratista Dirac, etcétera.

Magistrados maquiavélicos

Campechano Palacios esperó unos años el pago, hasta que un jarro de agua fría llegó a su vida en voz del contador de la empresa, Alberto Chico González, que en 2022 le soltó la verdad: Me dieron ganas de llorar cuando me dijo que no iban a pagarme. A continuación decido demandarlos. Él mismo me daba largas, me decía que ya se iba a resolver mi caso y me iban a pagar, así se pasaron años, pero todo fue una estrategia para hacer tiempo.

El expediente judicial 131/2022V juzgado sexto de Coatzacoalcos, Veracruz, del juicio oral mercantil, atendió la demanda con el juez José Manuel Jiménez Santes y la secretaria de acuerdos Beatriz Espinosa Cruz: Me dieron la razón inicialmente, el juez determinó que me tenían que pagar. Pero luego la empresa se amparó con el juez federal y me revierten la sentencia.

El Tribunal Colegiado del Décimo Circuito del Juicio de Amparo 478/2022, mediante oficio número 328/2023 con el magistrado presidente Jorge Armando Wong Aceituno, magistrado ponente José Martín Rangel Cervantes, secretario en funciones de magistrado Sergio Rochín García, y secretario de acuerdos Miguel Ángel Alor Patraca, ordenan al juez local Joaquin Reyes Martínez que condene además a Campechano Palacios a pagar gastos y costas.

“Además determinan que no procede el pago de la deuda porque argumentan que yo no emití una factura. Yo no emití la factura porque las órdenes de compra que tengo no me las entregaron. Era 2016 y me las dieron a medias –porque me prometieron–, y yo confié en su palabra de que me iban a pagar y me decían que sólo faltaba la firma de liberación del responsable de la división química, Enrique Ortega. Todo era mentira”, aseveró.

Estrategia legaloide

Muy pronto, Campechano Palacios se da cuenta que la estrategia de Orbia sigue siendo no pagar su deuda: Les hice una factura en marzo de 2024. Pero al querer entregarla en la empresa, no me la recibieron. Y entonces, fui con un actuario judicial, sólo así la recibieron. Esperé los 30 días de pago y nunca me pagaron.

Aseveró que fue entonces cuando decidimos embargarles las cuentas bancarias. Pero para eso me piden una fianza de 15 por ciento del valor y tuve que pagar más de un millón 300 mil pesos. Luego ellos se ampararon diciendo que era caso juzgado, que me iban a cobrar gastos y costas por lo que el juez me condenó: el mundo al revés.

Expuso que esperó para demandar porque creyó en sus promesas: ellos pensaban que ya no los iba a demandar. Es un proceso que requiere aguante. Me la hacen cansada. Y estar pagando abogado y estas fianzas que piden, a veces, es imposible seguir y ahí se quedan. Pero como sí continúe, ellos ahora me quieren cobrar gastos y costas.

Dice que actualmente su caso está en la etapa de desahogo de pruebas: Ahí el juez les dio la razón diciendo que era una cosa juzgada. Pero pedimos que el proceso se revisará a fondo, ya que estaba muy viciado. Y el juez lo aceptó por un principio de derechos humanos, es el proceso 0588/2024VI con el juez segundo de primera instancia de Coatzacoalcos, Veracruz, Cristóbal Hernández Cruz.

Campechano Palacios manifestó que ahora tiene que ampararse para no pagar los gastos y costas, e igualmente contra la cosa juzgada; vamos a presentar todas las pruebas. No sé cómo el juez les dio la razón a ellos. Todo el sistema de justicia está igual de mal. No se mueve nada si no le echas dinero, son unas rocolas, si no les das monedas, no cantan. Hay mucha corrupción.

Expresó: Yo estaba muy confiado en que me iban a pagar, después de 20 años siendo su proveedor, jamás me esperé un golpe así. Todavía mandé a la central de la empresa ubicada en Estados Unidos una queja por incumplimiento del Código de Conducta y Ética, para demostrar qué estaban actuando mal. Y me contestaron que el proceso tenía que hacerse por la vía judicial; no les importó.

Afirma que está a favor de la reforma judicial: Urge cambiar ya a los jueces, si no vamos a seguir igual. Hay mucha corrupción y si no los mueven, va a seguir cada día peor.

Y se lamenta todo el daño que ha sufrido él y su familia, junto con sus trabajadores: “Más que una cuestión material, es todo lo emocional que me ha causado este proceso judicial.

Duermo sólo dos horas porque me angustia pensar ahora con qué novedad me van a salir los jueces. Los jueces se quedan contentos obteniendo dinero de la otra parte. Estoy denunciando principalmente la corrupción de los jueces”.