Viernes 6 de diciembre de 2024, p. 22
La Habana., Cuba informó ayer que reconectó su red eléctrica nacional, aunque la generación se mantenía muy por debajo de la demanda un día después de que una avería en una central de energía dejó sin luz a millones de personas en la isla.
La Unión Eléctrica Nacional (UNE) informó el aumento de la generación a mil 450 megavatios (MW), menos de la mitad de la demanda máxima de 3 mil 200, lo que sugiere que muchos en la isla seguían sufriendo apagones.
Ya el sistema (eléctrico) está operando de manera normal con afectación al servicio por déficit de capacidad de generación, porque no tenemos la instalación suficiente para cubrir la demanda
, declaró en la televisión local Lázaro Guerra, director de electricidad del ministerio de Energía y Minas.
Seguimos trabajando en el plan de gobierno aprobado para recuperar la funcionalidad en la red eléctrica del país, fuertemente afectada por el genocida bloqueo de Estados Unidos
, sostuvo el presidente Miguel Díaz-Canel en sus redes sociales.
La Habana parecía haber regresado ayer a la normalidad. La energía eléctrica volvió a todos los circuitos de la capital, informó la compañía local, que añadió que los hospitales funcionaban con normalidad.
Aproximadamente la mitad de las instalaciones de generación energía del país están fuera de servicio por mantenimiento o averías. Todas tienen décadas de antigüedad y producen muy por debajo de su capacidad, por lo que la mayoría de los residentes del país sufren los apagones de varias horas a diario, incluso cuando la red está en funcionamiento. Dicha infraestructura ha estado al borde del colapso durante años debido a la escasez de combustible, una serie de desastres naturales y la crisis económica.
La disminución de las importaciones de petróleo desde Venezuela, Rusia y México ha llevado al sistema a una crisis total este año, provocando varios apagones en todo el país que provocan malestar y una creciente frustración en la población.
Los apagones, junto con la escasez de alimentos, medicinas y agua, han complicado a nuevos límites la vida en la isla y han provocado un éxodo sin precedente de sus residentes desde 2020.