uando Juan Ramón de la Fuente, actual secretario de Relaciones Exteriores del Gobierno de México, presentó la histórica resolución sobre salud mental ante la Asamblea de las Naciones Unidas, colocó en la agenda mundial un problema que los gobiernos habían minimizado: la salud mental afecta de manera profunda a los individuos, sus familias y comunidades.
En sus primeros 100 días como jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada presentó el programa Ciudad con salud emocional. Vida plena, corazón contento, con el cual hemos asumido ese compromiso mundial: construir más espacios seguros de bienestar emocional, invertir más recursos públicos para atender la demanda y convertirnos en una ciudad que escucha, previene y cuida a su población. En la Ciudad de México vinimos a transformar el sistema de salud y por ello atender la salud mental es impostergable.
De acuerdo con el Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones (IAPA), 42 por ciento de los estudiantes universitarios de la capital presentan rasgos de ansiedad, 42 por ciento muestra síntomas de depresión y 24 por ciento vive con trastornos de deficiencia de atención e hiperactividad. Esta situación se agrava cuando se analizan costos económicos de los servicios privados de salud mental, la vergüenza, los prejuicios hacia pedir ayuda y la lejanía de los consultorios públicos.
La respuesta de la Ciudad de México responde a una necesidad urgente y marca un cambio hacia un modelo más equitativo e integral del cuidado de la salud. Un modelo con enfoque preventivo que prioriza la escucha activa y la participación comunitaria, buscando abordar los problemas antes de que se conviertan en crisis, así como una atención diferenciada, diseñada para responder a las necesidades específicas de los grupos más vulnerables, como mujeres, jóvenes y personas en situación de vulnerabilidad.
Al poner en marcha acciones que atiendan la salud mental de manera integral y accesible para toda la población, podremos avanzar hacia una cobertura sanitaria universal donde los problemas emocionales y las discapacidades sicosociales no sean un impedimento para el libre disfrute de la vida.
Hoy más que nunca tenemos el compromiso de garantizar un acceso equitativo de la salud mental en toda la ciudad, llevando servicios de calidad a todas las regiones, especialmente a las periferias, donde históricamente ha sido más difícil acceder a este tipo de atención.
Este programa también busca contribuir a normalizar el cuidado de la salud emocional como una parte integral de los cuidados básicos. Con un claro enfoque comunitario, la propuesta es trabajar directamente con las personas en sus propios entornos, creando espacios seguros donde se pueda hablar libremente sobre el bienestar emocional. Sólo así, rompiendo barreras y fomentando el apoyo mutuo, podremos construir una sociedad más abierta y dispuesta a cuidar de la salud mental sin prejuicios.
Es momento de cambiar la perspectiva y de sumar esfuerzos para construir una ciudad donde la salud emocional no sea un tabú, sino una prioridad compartida. Una ciudad de cuidados que escucha, acompaña y apoya a las personas en sus momentos más difíciles para una Vida plena, corazón contento.
*Secretaria de Salud de la Ciudad de México