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La danza del coyote dio fuerza a los yaquis para defender sus recursos

La fotógrafa Daliri Oropeza registró de forma visual el rescate de este ritual y lo integró en una muestra

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▲ Una de las 32 fotografías que integran la muestra, que explora el registro visual de la danza yaqui del coyote, un ritual que da cuenta de cómo el baile y los cantos están íntimamente relacionados con la naturaleza, la espiritualidad y la resistencia, la misma que los impulsa a luchar por el agua, la tierra y la libre determinación.Foto cortesía de Daliri Oropeza
 
Periódico La Jornada
Jueves 14 de noviembre de 2024, p. 4

El rescate de la danza del coyote del pueblo yaqui como forma de fortalecer sus tradiciones, cantos y lengua devino en lucha por el agua y la defensa del territorio de esa nación originaria, sostuvo la fotógrafa Daliri Oropeza Álvarez, quien registró esa expresión cultural primero para esa comunidad y luego para una exposición documental.

La muestra Yaquis: La resistencia imbatible se originó en el inusitado registro visual de la danza del coyote. La también periodista dijo a La Jornada: cuando hice esta documentación jamás pensé que se iba a convertir en una bandera que los yaquis tomaran para defender su agua.

La muestra será inaugurada el 15 de noviembre a las 12 horas en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. Una hora antes, Clementina Maldonado y Esteban Guillén, autoridades eclesiales del pueblo de Pótam y quienes rescataron la danza, darán una charla en el auditorio Pablo González Casanova de esa escuela.

La exposición documenta con 32 fotografías el rescate del ritual yaqui y da cuenta de cómo las danzas y cantos para los guerreros yoemes están íntimamente relacionados con la naturaleza, la espiritualidad y la resistencia, que es la misma con que llevan a cabo la lucha por el agua, la tierra y la libre determinación.

Oropeza Álvarez recordó que desarrolló para las autoridades eclesiales una especie de exposición de batalla: en lona que ellos pueden desdoblar, poner y quitar, en territorio agreste, pensando que esto no es museístico, sino que es algo del pueblo yaqui y ellos quieren sentirse dueños y orgullosos de que están fortaleciendo su propia cultura.

El hito de la exposición, mencionó la fotógrafa, es que los yaquis jamás dejan tomar sus tradiciones o sus bailes, “incluso en la Cuaresma, una de las danzas mucho más llamativas o fuertes del pueblo yaqui, te dicen que si te ven con tu celular te lo van a romper. Está prohibido tomar fotos.

“Lo importante es que me dieron permiso antes de hacer el ritual. Me presenté ante la iglesia de Pótam, estaban ahí todas las cantoras y el témasti, los chapayecas, el venado, los coyotes. Les planteé que si lo podría publicar y me dijeron que sí, pero que fuéramos avanzando. Me di cuenta de que ellos querían ver mi trabajo a la hora de documentarlo en campo.”

Las autoridades eclesiales del pueblo yaqui sostenían tiempo atrás la necesidad de revivir esta danza, porque el coyote significa un homenaje a los guerreros yaquis, que son quienes han defendido tanto la cultura y las tradiciones como el territorio. El coyote es una figura que ven como defensor de la tierra, contó Oropeza Álvarez.

Había un contexto de resignificar y de volver a visibilizar que es importante luchar por el territorio, porque el río Yaqui ya estaba seco. Terminó por secarse con el acueducto Independencia y dentro del entorno yaqui, la gente está muy preocupada. También se quejan de que dado que no hay torrente, está entrando mucho más el mar y los pozos se están llenando de agua salada. Están en una crisis muy grande.

Añadió que con el Plan de Justicia federal se pactó con los pueblos un acueducto, un distrito de riego, que aún no están activos, y la gente ya está desesperada con el asunto del agua, lo que más preocupa a estas autoridades eclesiales, porque la cosmoexistencia yaqui viene del río. Ellos cuentan cómo los primeros se establecieron a la orilla del río para levantar ahí los ocho pueblos yaquis y también hablan de cómo un sapo los salvó de la inundación y gracias a ello pudieron vivir ahí en paz.

Oropeza Álvarez remarcó que “el coyote es visto como el renacer de un empuje por defender el territorio. Clementina Maldonado, cantora (un cargo tradicional de la iglesia), y Esteban Guillén, témasti mol (maestro principal del templo), son quienes ahora portan la lucha por el agua un poco sin querer, después de fortalecer tradiciones, cantos, la lengua y las danzas”.

Relató que se tenía planeado impulsar el rescate en noviembre de 2019, pero se truncó por el asesinato de la etnohistoriadora Raquel Padilla Ramos, que estaba colaborando en el proyecto. Se concretó en 2020, cuando la comunidad regresó al Bakatete, como dicta la tradición: en medio del sagrado monte, donde están las tumbas de los guerreros yaquis. También adquirió el sentido de un homenaje o una velación, por así decirlo, para Padilla Ramos. Fue ahí una cosa muy fuerte.

En torno a la ceremonia yaqui, recordó que 70 por ciento se desarrolla de las 6 de la tarde a las 4 de la mañana, cuando danza el venado. “Al último rayo del sol empiezan el ritual, los cantos y las danzas, pero ya no hay luz. El énfasis total fue en la intervención del coyote, cuando sale el primer rayo del sol, después de que a las 4 de la mañana danza el venado, que es este renacer del espíritu en las danzas yaquis.

“Siguen las cantoras, que interpretan sus piezas en latín por este sincretismo de los jesuitas que llegaron a territorio yaqui. Hay un momento en el que se empieza a ver el amanecer y cómo se funden las estrellas en la luz del cielo de manera hermosísima. Cuando se mueve el coyote con tal fuerza es algo que no tiene que ver con ninguna otra danza. Está realmente invocando a los guerreros.

Cuando cae el primer rayo en el monte, empieza a danzar el coyote y hace ciertos pasos dependiendo de cosas que suceden en la naturaleza, y de repente todos están congregados en una especie de comunión en un círculo, observando cómo esta danza no se perdió y el pueblo yaqui sigue vivo gracias a sus tradiciones y cómo la fortaleza de los guerreros está viendo nacer de nuevo.