La oposición de Chile quiere que cesen a funcionarias
Viernes 25 de octubre de 2024, p. 24
Santiago. Nuestro deber es creer, yo le creo
, declaró ayer el presidente de Chile, Gabriel Boric, respecto de la mujer que denunció haber sido violada por su superior jerárquico, el ahora ex subsecretario del Interior Manuel Monsalve, hombre de confianza del mandatario a cargo del combate a la delincuencia.
Es deber de la justicia, sin presión alguna, determinar de manera imparcial la culpabilidad o no del acusado
, continuó.
El caso, que trascendió hace una semana y que tiene al gobierno contra las cuerdas, creció en gravedad tras conocerse que Monsalve usó las prerrogativas de las que disponía como autoridad política responsable de la seguridad pública para acceder a evidencias que podrían incriminarlo y también para disuadir a su subalterna de denunciarlo.
Los hechos remiten a la noche del 22 al 23 de septiembre, cuando Monsalve citó a la mujer en un restaurante capitalino, para después, sin su escolta policial, trasladarse en un taxi al hotel donde solía alojarse.
Cuando una mujer denuncia algo tan grave como una violación, es inimaginable lo que debe haber pasado para tomar la decisión de acudir a la justicia, más aún contra alguien que ostenta más poder
, dijo Boric en un acto público.
Nadie está exento de que otro cometa delitos, traicione confianzas, vulnere la ley o el derecho. La pregunta es cómo reaccionamos ante aquello, y tenemos que reaccionar firmes, sin privilegios, sin defensas corporativas
, agregó.
El miércoles, en una audiencia judicial, el fiscal Xavier Armendáriz, relató cómo Monsalve ordenó a la unidad de inteligencia de la Policía de Investigaciones intervenir tras los hechos.
El primer detective que habló con la víctima fue una persona dentro del curso de estas diligencias
, las cuales consistían en revisar los registros de las cámaras de seguridad del restaurante y del hotel, agregando que “el imputado Monsalve le señaló a la Policía de Investigaciones y lo sabemos por la declaración de una funcionaria
que él le pidió que se acercaran a la víctima”, relató.
Mientras la derecha explota a su antojo el caso, en el gobierno y coaliciones políticas que lo sustentan, las recriminaciones están a la orden del día. Abiertamente se habla de traición y se piden cabezas: las de las ministras del Interior, Carolina Tohá –superior directa de Monsalve– y de la Mujer, Antonia Orellana, amén de estar enfrentadas entre sí.
Anoche, en una entrevista televisiva, la abogada María Elena Santibáñez dijo que su representada recibió amenazas para que no denunciara judicialmente al ex subsecretario del Interior, y que los mensajes fueron enviados por funcionarios de la misma área en la que ella se desempeña.
“Efectivamente ella habría recibido algún tipo de amenaza, en el sentido de ‘sabes que puedes aparecer muerta, puede pasarte algo a ti u otra persona’, (amenazas) de este tipo”, dijo Santibáñez.
También aseguró que detectives intentaron comunicarse con su representada antes de que ingresara la denuncia.