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Axel Kiciloff, gobernador de la provincia de Buenos Aires

Javier Milei es un gran signo de interrogación muy perturbador

El político peronista afirma que Argentina atraviesa por un nuevo periodo neoliberal // Para las legislativas de 2025 no creo que se resuelva la alternativa, apunta

 
Periódico La Jornada
Lunes 7 de octubre de 2024, p. 20

La provincia de Buenos Aires, que concentra 40 por ciento de la población de Argentina y 50 por ciento de su actividad industrial, tiene un gobernador de izquierda, Axel Kiciloff, un economista que dice situarse en las antípodas de todo lo que hace y representa el presidente Javier Milei. Una experiencia que podría compararse como la de una isla bajo ataque.

¡Y también soy peronista! Él al peronismo no lo llama por su nombre. Dice comunistas, terroristas, ratas inmundas, cosas peores. Pero yo tengo un papel institucional y un mandato popular. Fui elegido gobernador por 20 puntos de diferencia por encima del candidato de Milei. Para representar los anhelos del pueblo de mi provincia estoy obligado a oponerme al gobierno federal. En mi provincia se votó por que haya más Estado, no menos Estado. Aquí creen en la salud y la educación pública. Y desde el gobierno federal atacan todo esto, incumplen las leyes, no giran los recursos que corresponden.

Toma de posesión emocionante y muy dura

Para Kiciloff, una de las figuras más destacadas de la oposición de Argentina, invitado a la ceremonia de investidura de la presidenta Claudia Sheinbaum, la experiencia de ser testigo de la transición con continuidad de México fue emocionante y al mismo tiempo muy dura, expresa en entrevista.

“Dura porque siento que Argentina está perdiendo una oportunidad. Sentir que estamos experimentando esta situación tan… estrafalaria, por decir algo. Porque no sólo es que Argentina está en un nuevo periodo neoliberal, como fue el de Mauricio Macri, sino esta particularidad tan difícil de explicar. La verdad es que Milei es un gran signo de interrogación muy perturbador.”

–México durante mucho tiempo tuvo gobiernos de signo político inverso al progresismo.

–Sí, y Argentina tuvo 12 años de gobiernos con Néstor y Cristina Kirchner, coincidimos con el brasileño Lula da Silva, con el uruguayo Pepe Mujica, con el Ecuador de Rafael Correa, con lo que fue Hugo Chávez en Venezuela. Para América Latina significó una reacción contra el ­neoliberalismo.

En lo personal cargo con una parte de la responsabilidad de que en esta experiencia haya una representación de al menos una parte de Argentina, de no quedarnos tan aislados.

La gente sabe por qué

–¿Cómo resisten los argentinos?

–Al mes de asumir Milei, en cada de uno de los 135 distritos de mi provincia se formaron organizaciones sectoriales: trabajadores, empresarios, estudiantes, sectores populares, movimientos sociales, Iglesia. Tiene que ver con una estructuración defensiva con acompañamiento del gobierno ­provincial.

“Y ahí se escucha mucho la voz de quienes votaron por Milei, los que te cuentan: ‘Yo voté por él, pero me está queriendo cobrar la universidad, no me alcanza el sueldo, perdí el trabajo, a mi viejo jubilado le quitaron las medicinas gratuitas’. Hay movilizaciones. Y cada protesta sectorial tiene el apoyo de muchos otros sectores, hasta de los pequeños empresarios, que acompañan. Se está armando la confluencia de las luchas.”

–¿Y en el resto del país?

–Bueno, en ninguna de las 23 provincias de Argentina hay un gobernador de la fuerza de Milei. Gobernadores que se oponen, denuncian, reclaman los recursos que les corresponden y les niegan somos como mucho seis.

–¿Algún tipo de frente, de coalición para algún día volver a ­gobernar?

–Es prematuro hablar de un frente electoral. Los peronistas gobernábamos nueve provincias y ahora sólo seis. Además, en este tránsito, no es fácil caracterizar a Milei: es mutante, expulsa, atrae, cambia de idea, no cumple lo que dice. ¿Cómo lo va entendiendo el pueblo? En el lomo, por los golpes que recibe, por el daño que le hace.

Hay muchas tareas. Lo inmediato es la elección intermedia, legislativa, en 2025. Pero no creo que ahí se resuelva la alternativa a Milei.

–¿Es un líder fuerte Milei?

–En muchos sentidos es un gobierno fallido. No ha podido nombrar ni siquiera la mitad de los cargos en el organigrama del Estado. Ya echó a más de 60 funcionarios nombrados por él mismo; un ­papelón.

“Y luego tiene una cofradía de quienes son teóricamente sus amigos, como Elon Musk, personajes de la derecha española de Vox. Se ha peleado con el gobierno de China y con Brasil, que son nuestros principales socios comerciales. Acusó a Lula de comunista, populista. No tiene ni idea de lo que está pasando y tiene posturas dogmáticas ideológicas anacrónicas, como si viviera en la guerra fría.

Y si ahora las cosas no están yendo bien, la gente sabe por qué. En estos días se conoció el índice de pobreza que pegó un salto cercano a 10 puntos. Cinco millones de nuevos pobres en nueve meses en una población de 47 millones.

–A contracorriente de lo que ocu­rrió en México, que redujo los índices de pobreza.

–Claro. Por ejemplo, él bajó los salarios. Mientras vemos que en México una de las grandes decisiones del Estado fue subir los salarios y acompañar a los jubilados.

Si la provincia de Buenos Aires tiene la mitad de la industria y se ha afectado al mercado interno, ahora estamos sufriendo olas de despidos, cierres de fábricas. Y a mí me toca defender el tejido productivo de mi provincia.

Milei no es el jefe

–Desde la resistencia y la oposición, ¿qué se puede hacer?

–Milei es la cara visible, pero no gobierna solo. Hay sectores poderosos empresariales, financieros nacionales y extranjeros, una derecha internacional, sectores de los medios de comunicación. No es sólo él con sus singularidades y sus disparates. Al ver sólo su comportamiento cotidiano a través de las redes sociales pareciera que es muy frágil. Pero se ha estructurado detrás de él, y a veces a pesar de él, un conjunto de alianzas que lo sostienen porque están sacando provecho.

“Sus tres ministros más importantes, el de Economía, la de Seguridad y el de Reforma del Estado, son los mismos de Macri. Milei no es el jefe. Esto no quiere decir que haya una gran conspiración. Pero son vínculos, intereses montados sobre su gobierno.

Eso implica una orientación geopolítica también. Milei dice que sólo quiere tener vínculos con los países que son como Estados Unidos. Esa es una mirada fuera de época. Pero también muy distante a lo que está ocurriendo en la región, donde algunos están planteando otros alineamientos más vinculados a los intereses de sus pueblos.

–¿Qué pasa con la oposición?

–Si queremos articular una alternativa al gobierno de Milei que enamore a la sociedad y al pueblo, debemos tener una explicación madura, constructiva, de lo que nos ocurrió en nuestra experiencia de gobierno.

A mí me resulta más fácil, de alguna manera, organizar la actividad opositora, porque está vinculada a la actividad de gobierno. Gestionar para la gente es oponerse a Milei. Al peronismo, que viene de perder una elección, se le pide que resuelva de manera inmediata el balance de lo que fue nuestro gobierno, por la urgencia que hay de ponerle un freno a Milei.

–Una autocrítica…

–Diría, más bien, una construcción de cara al futuro, analizar lo que pasó, un gobierno que atravesó la pandemia, que tuvo que asumir una deuda que pactó Macri con el Fondo Monetario Internacional; el préstamo más grande en la historia del fondo.

“En la campaña contra Macri, que ganamos, teníamos un lema: ‘Volver mejores’. Yo ahora la retomo: ‘Mejorar para poder volver’. Que es: cómo articular para recuperar nuestra fuerza política de cara a una coalición post-Milei. Porque después de Milei nuestras dificultades van a ser aún más gigantescas que las que teníamos después de Macri.”