Jueves 3 de octubre de 2024, p. 14
Alicia de los Ríos, Alejandra Cartagena, Irma Pineda y Marakorea Navarro, hijas de personas desaparecidas y ejecutadas durante la contrainsurgencia, exhortaron a la presidenta Claudia Sheinbaum y a la Secretaría de Gobernación a reconocer de manera integral los trabajos del Mecanismo de Esclarecimiento Histórico (MEH) de la comisión para la verdad de la guerra sucia (1965-1990) y que sean la Fiscalía General de la República, las fiscalías locales y tribunales los que determinen la calidad de víctimas y de responsables de las violaciones de derechos humanos.
Lo anterior, a partir de las listas integradas por el MEH tras las investigaciones testimoniales y documentales.
Exhortamos a la presidenta Claudia Sheinbaum a que retome y dé continuidad a este proceso para concretar los derechos a la verdad, la justicia, la no repetición y la reparación integral para toda víctima de las violencias
que se ejercieron durante ese periodo y el presente, indicaron.
En un escrito difundido ayer, Alicia, Alejandra, Irma y Marakorea señalaron que han participado activamente en los trabajos de la comisión para la verdad –que concluyó su mandato el 30 de septiembre pasado–, por lo que manifestaron que es un “desacierto rechazar la colección Fue el Estado, de los comisionados Abel Barrera, David Fernández Dávalos y Carlos Pérez Ricart, desconociendo con ello la mayoría de las comunidades violentadas por el Estado en el pasado reciente, debido a la imposición desde la Secretaría de Gobernación de una clasificación de víctimas ‘políticas’ y de una supuesta infracción del mandato”.
La categoría de víctima política desconoce las luchas y movilizaciones por la transformación del país que también fueron violentamente reprimidas, como comunidades indígenas, campesinas, obreras, de la diversidad sexual y miles de comunidades sobre las que la violencia del Estado cayó para controlar y aniquilar cualquier atisbo de insurgencia y resistencia ante el poder autoritario
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Ello implica desconocer luchas y violencias y borrar, una vez más desde el poder, la diversidad de las memorias, sostuvieron.
Finalmente, manifestaron que honran el recuerdo de sus madres y padres pensándoles como personas que lucharon con y para otras comunidades agraviadas. Y honrar ese recuerdo supone no permitir que se borren o desconozcan a otras personas o comunidades violentadas
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