El planteamiento de la política energética de la nueva administración federal no sólo es congruente con la trayectoria de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, sino también es viable y razonable, comentaron expertos del sector.

De acuerdo con lo señalado por la titular del Poder Ejecutivo federal en los discursos que ofreció al comenzar su gestión, en los próximos seis años se fortalecerá a Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para que el Estado mantenga la rectoría del sector, ya que ambas empresas, que son estratégicas, seguirán siendo públicas.

La idea de la doctora es un plan energético que tiene vertientes hacia electricidad e hidrocarburos, porque considera utilizar a ambas empresas para lograr los objetivos, dijo a La Jornada, Alonso Romero, especialista en temas energéticos.

Lo anterior implica una planeación y una coordinación muy importante de las dos empresas estatales con la Secretaría de Energía (Sener) para llegar a la meta de la transición energética.

Arturo Carranza, experto en energía, aseguró que la política de la presidenta Sheinbaum' da continuidad a lo realizado en el sexenio anterior, pero también busca resolver los desafíos.

El pilar fundamental es y seguirá siendo el fortalecimiento de Pemex y la CFE. Esto se traducirá en cambios legales que le habrán de regresar el carácter público a estas empresas y ciertas atribuciones, principalmente aquellas relacionadas con temas de planeación, señaló.

La mandataria también adelantó que su gobierno presentará en breve el Plan Nacional de Energía, el cual incluye inversiones en transmisión, generación y un programa ambicioso de transición energética hacia fuentes renovables que contribuyan a disminuir los gases de efecto invernadero.

Romero destacó que el plan contempla la infraestructura que se necesita para alcanzar los niveles de penetración de energía limpia, dónde se ubicará, de qué tipo y costos.

El incremento de la demanda de energía eléctrica, enmarcado en el contexto de la estrategia que empieza a constituirse, significa una oportunidad para que las empresas públicas y privadas puedan desdoblar tecnologías que garanticen el avance acelerado del proceso de transición energética, explicó por su parte Carranza.

En ese mismo contexto, la actual administración federal busca impulsar el uso de energías limpias, lo que implica infraestructura para dar paso a la electromovilidad.

Romero subrayó que la mandataria es congruente con el documento 100 pasos para la Transformación, en el cual hace énfasis en impulsar la energía renovable, pero sobre todo la firme despachable (geotermia, hidroeléctricas, bioenergía).

Esto es importante para lograr el objetivo de tener un sistema eléctrico confiable, continuo, seguro y barato, señaló.

Carranza consideró que limitar la producción de crudo de Pemex a 1.8 millones de barriles diarios se observa razonable y deseable en función del portafolio actual de proyectos de Pemex y de cara a la necesidad de modificar la matriz energética del país para darle un mayor peso a las renovables.