La selección mexicana de futbol enfrenta una constante contradicción. Mientras sus aficionados reprueban a técnicos y jugadores por falta de resultados, los estadios donde juega el equipo siguen garantizando ingresos millonarios.

Según la empresa responsable de la venta de entradas al partido amistoso contra Estados Unidos, el 15 de octubre en el estadio Akron de Guadalajara, los más de 49 mil 800 lugares disponibles fueron vendidos el lunes en su totalidad. Las localidades más accesibles, en la zona detrás de las porterías, oscilaron entre 500 y 850 pesos, mientras los asientos de lujo tuvieron un costo de 3 mil. Todo ello a partir del regreso del Tricolor a la Perla Tapatía, luego de 14 años de su último compromiso.

Sin eliminatorias rumbo al Mundial de 2026 por su condición de coanfitrión, la rivalidad deportiva con el vecino del norte sirve a la Federación Mexicana de Futbol (FMF) para sostener sus planes económicos.

Es importante para nosotros jugar aquí no una, sino varias veces antes de la Copa de la FIFA. Guadalajara es una de las sedes mundialistas. Buscaremos que los jugadores también la empiecen a sentir como nuestra casa, explicó el presidente de la FMF, Ivar Sisniega, sobre el inicio del ciclo que encabeza el experimentado Javier Aguirre y la posibilidad de alternar su localía con el estadio Azteca, que sigue en proceso de remodelación.

Desde que México quedó fuera en la primera ronda de Qatar 2022, la relación entre dueños, jugadores y federativos con la afición se tornó más áspera y menos confiable. A la salida de Gerardo Martino de la dirección técnica, los ciclos del argentino Diego Cocca y el mexicano Jaime Lozano terminaron en medio de una crisis profunda.

Aunque se hablaba en conferencias de prensa de nuevos proyectos y un relevo generacional, ninguno estuvo pensado a largo plazo. Cocca dejó su cargo en 2023 después de siete partidos, mientras Lozano, que había sido medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, siguió con la misma inercia al año siguiente.

▲ La rivalidad deportiva con el vecino del norte sirve a la Federación Mexicana de Futbol para sus planes económicos.Foto @miseleccionmx

Ya hicimos cambios de entrenadores y todo, ahora que se responsabilicen también los jugadores, señaló el ex director de selecciones nacionales, Ricardo Peláez. Les toca a ellos asumir este momento, no hay tiempo que perder.

A pesar de la conquista de la Copa Oro 2023, torneo en el que Estados Unidos y Canadá participaron con un plantel alternativo al habitual, el fastidio de los aficionados tricolores se hizo sentir en los estadios con el polémico grito discriminatorio contra los porteros rivales, el cual desafió de nuevo a los federativos ante un posible castigo de FIFA.

Decepción

No creo que la selección haya fracasado, pero sí fue una decepción, reconoció Sisniega al acumular frustraciones en la Liga de Naciones de Concacaf –perdió en la final ante Estados Unidos– y la Copa América 2024, donde quedó eliminado en la primera fase.

Si cantar Cielito lindo es un símbolo de fraternidad entre los mexicanos, los insultos hacia el equipo y sus rivales se volvieron su nueva costumbre. Pese a ello y con el tercer regreso de Javier Aguirre al banquillo, los ingresos por la venta de boletos en partidos del tricolor mantienen el negocio de dueños y directivos.

En menos de siete días, la plataforma encargada de su distribución para el encuentro amistoso contra el representativo estadunidense, en el estadio Akron, anunció que todos sus asientos fueron vendidos. Eso produjo un efecto inmediato en sitios de reventa en línea como Stubhub y Viagogo, en los que los valores originales –de 500 a 3 mil pesos– se han duplicado en las horas recientes.

Primero son los resultados deportivos, el espectáculo y después viene el dinero, recordó el ex futbolista Hugo Sánchez, quien fue también seleccionador, de 2006 a 2008. Si a mí me hubieran dado tres etapas mundialistas, 12 años, ya seríamos campeones del mundo.