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Con respeto, el álbum Rhythms del Mundo lanza versiones cubanas de temas pop
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▲ Los legendarios Ibrahim Ferrer y Omara Portuondo forman parte de los músicos que participaron en la grabación.Foto archivo La Jornada
 
Periódico La Jornada
Martes 20 de agosto de 2024, p. 9

El proyecto musical Rhythms del Mundo, que incluye versiones reimaginadas/reversionadas con toques cubanos de temas como Clocks, de Coldplay; I Still Haven’t Found What I’m Looking For, de U2, y Fragile, de Sting, está disponible en streaming con un nuevo formato en epé. En él participan los legendarios cantantes cubanos Omara Portuondo y el fallecido Ibrahim Ferrer, del Buena Vista Social Club, entre otros.

Todas las canciones se grabaron en La Habana con estrellas como Barbarito Torres, Amadito Valdés, Virgilio Valdés, Demetrio Muñiz, Frank Rubio, Tomás El Panga Ramos, Manuel Guajiro Mirabal, Orlando Cachaíto López y la vocalista Coco Freeman, con arreglos de Demetrio Muñiz.

En entrevista, Muñiz comentó: Que me llamaran para volver a hacer estos arreglos fue una sorpresa. Hace 20 años ni los músicos ni yo sabíamos que este disco iba a tener trascendencia; sólo estábamos tratando de hacer bien el trabajo Las fusiones pueden ser felices o totalmente desastrosas e infelices. Experimentamos tanto, que al final quedamos convencidos de que esas canciones funcionaban.

En este experimento, continúa Muñiz, “respetamos su esencia y las convertimos en caribeñas; seguía siendo el mismo tema y aquello que se me había ocurrido –el tiritutiritu, tiritutiritu– está concentrado en el tumbao del piano. Son las mismas notas, pero no están una tras otra, sino simultáneas y con ritmo cubano. Esto nunca lo había dicho, y cualquiera lo puede analizar porque es obvio: son las mismas notas llevadas al tumbao, aunque ese pedazo me costó un trabajo muy arduo; no obstante, ver el arreglo completo en la partitura era muy sencillo, la cosa más simple del mundo, sólo había que respetar y pensar”.

Ejemplifica: Cuando uno se mete con la obra de otra persona, hay que hacerlo con respeto. Es como si fueras un cirujano interviniendo el cuerpo de otro; tienes que respetarlo porque sino lo matas. Entonces se trata de que no matas al mensajero, sino que éste sale feliz y con su aviso de paz. Lo que hicimos fue un cambio de 80 por ciento a esas canciones; siguieron siendo los mismos éxitos de siempre; la gente las aceptó con todos los arreglos. Hasta el momento no he recibido ninguna crítica adversa. Eso dice mucho del trabajo de los arreglos musicales.

Fatalismo geográfico

Sobre la idea popular de que Cuba es la reserva musical del mundo, Muñiz señala: Hay algo de eso. Es algo del fatalismo geográfico. Nosotros fuimos una especie de portavión que albergó todo lo que llegó a México, para el norte y el sur del continente, pero también por ahí pasaron la habanera, el tango y todo lo que nos dejó un mensaje precioso. Nosotros le agregamos ritmo y canciones. Esa es la parte buena de estar en el gran Golfo de México; nosotros estuvimos ahí para recibir y entregar e inventar el bolero, pero para que fuera mexicano o para inventar el danzón y que sólo se baile en México.

Agrega: Para nosotros no es difícil fusionar porque somos fusión pura. Por ejemplo, en mi nombre, Demetrio es griego, Muñiz es asturiano y mi segundo apellido, Lavalé, es francés, y yo no tengo nada ni de griego ni asturiano ni francés; soy un impostado a una isla del caribe. Y lo que hago con estos güeros es buena música.

Muñiz señala: “Los modos de consumo han cambiado mucho. Es como subirse a un carro y no saber si va para la derecha o la izquierda. Son nuevas formas de enfocar el lanzamiento de un disco, de llevar la música a todas partes y puedes acceder a toda desde tu móvil; ese mundo nunca pensé vivirlo. Creo que nadie puede escuchar toda la música que se hace en el mundo; es imposible. La gente que descubra este disco Rhythms del mundo escuchará clásicos de un género llevados a otro y cubaneados”.

Demetrio Muñiz se desvía de la charla y menta: “Celeste Mendoza cubaneó unas ranqueras en los años 50, que fueron geniales; parecía música cubana. México es la ciudad más abierta del mundo. Todo se lo traga y todo lo entiende. Eso dice mucho de la inteligencia de los mexicanos, los latinoamericanos en general y la globalización de la cultura”.

Rhythms del Mundo apoya a la organización benéfica medioambiental Artist Project Earth; sus ganancias ayudarán a financiar proyectos e iniciativas eficaces para combatir el cambio climático y proporcionar ayuda en caso de catástrofes naturales. Hasta ahora, los fondos recaudados han servido para auxiliar 350 iniciativas.

El álbum original, aclamado por la crítica, ha alcanzado los primeros puestos de las listas de éxitos en muchos países, así como múltiples certificaciones de ventas de oro y platino en todo el mundo.