La sesión de calificación de los comicios presidenciales transcurrió en un abanico de opiniones de los magistrados sobre el valor histórico de la elección de la primera presidenta, de las reformas pendientes y también de las fallas del sistema electoral.

Si bien se esfumó la rispidez del lunes, cuando los juzgadores del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) discutieron el pedido de la oposición para anular la contienda, en este cierre de su máxima responsabilidad, el pleno de la sala superior persistió como un colegiado partido en dos.

Con todo y los matices, los seis magistrados admitieron que no había forma de anular frente a la abismal y abrumadora diferencia entre las candidatas, como la calificó el magistrado Felipe de la Mata, pero también porque los opositores presentaron pruebas deficientes.

Incluso, al término de la sesión, sólo los del bloque mayoritario: Mónica Soto (presidenta), De la Mata y Felipe Fuentes, salieron a hablar con los reporteros que preguntaron si el TEPJF no resultó tibio al analizar la presunta influencia de las mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Soto respondió que sí hicieron un estudio profundo del tema y así quedó asentado en la sentencia del llamado juicio madre, pero en un matiz diferente al que algunos quisieran ver.

Fuentes añadió que no había elementos jurídicos para amonestar al mandatario.

Durante la sesión, el propio magistrado Fuentes optó por destacar la importancia de esta calificación comicial, para que quienes gobiernen lo hagan con la autoridad que les ha dado la voluntad popular. Para él –y la mayoría de sus colegas– la elección fue genuina y justa, con resultados que reflejan fielmente la voluntad de los ciudadanos.

La amplia diferencia en el resultado, junto con la ausencia de irregularidades que pudieran alterar el cómputo final, demuestran que la elección fue genuina y representativa del deseo del electorado, señaló.

Una posición contraria –y por momentos tan en solitario como cuando calificó de fraude a la ley los procesos internos de los partidos, por ser precampañas muy adelantadas que la autoridad tuvo que avalar sobre la marcha– la dio la magistrada Janine Otálora, al puntualizar las fallas del proceso que definió como los referidos procesos alentados, el uso del poder político del presidente López Obrador para intervenir indebidamente en la elección, así como el impacto de la violencia vinculada al crimen.

Las conferencias mañaneras fueron un espacio para apoyar a una candidata y atacar a otra, lo cual se materializó en 50 conferencias, aseveró.

Otras críticas similares vertió en los 15 minutos de su intervención. ¿Es el crimen organizado un autor autónomo o es un coadyuvante? Más de 7 mil personas que aspiraban a una candidatura renunciaron debido a las amenazas y éstas se concretaron con el asesinato de cerca de 40 aspirantes. Su par Reyes Rodríguez reconoció que el debate jurídico lo dieron en la sesión del lunes, por lo que enfocó su mensaje a advertir la necesidad de reformar el artículo 134 constitucional, relacionado con los límites de los servidores públicos.

Al final, De la Mata, Claudia Valle –la sexta magistrada invitada para lograr el quorum legal– y Soto destacaron el valor del triunfo de una mujer en el máximo cargo público del país, y subrayaron que la elección fue limpia.

La magistrada presidenta reconoció la participación de Xóchitl Gálvez, porque contribuyó precisamente al avance de la inclusión de las mujeres.

Y mientras a lo lejos se escuchaban tenuamente los gritos de un pequeño grupo que colocó mantas de protesta en la entrada del tribunal, Soto cerró su amplia intervención con el mensaje de que las votaciones se efectuaron en apego a los estándares de integridad electoral. Después bajo a las butacas para saludar y fotografiarse con los invitados internacionales, a quienes dijo: hoy es un día histórico para mí, y les recordó que mañana –por primera vez de una mujer hacia otra mujer– entregará a Sheinbaum la constancia que la acreditará como la primera presidenta del país.