En el Centro Histórico hay alrededor de 12 mil comerciantes ambulantes, 20 por ciento más de los que había antes de la pandemia de covid-19, informó el subsecretario de Programas de Alcaldías y Ordenamiento de la Vía Pública de la Secretaría de Gobierno local, Jaral Fernández.

Todos los días se efectúan actividades de contención para evitar que los llamados toreros vendan en las calles, principalmente en el denominado circuito financiero, mediante la concertación, recorridos con efectivos de la Policía Auxiliar y sanciones a los grupos a los que pertenecen los ambulantes.

Con la presencia de su propio cuerpo de vigilancia –cuyos integrantes se denominan antenas, apoyados con un sofisticado sistema de radiocomunicación– los toreros del Centro Histórico desaparecen cuando llega el personal de la dependencia capitalina.

Por esa razón se conformó un equipo de auditoría que pasa desapercibido, ya que quienes lo conforman no portan chalecos o distintivos que los identifiquen y son los encargados de reportar y tomar fotografías de los lugares donde hay toreros, como evidencia y proceder a su retiro.

En entrevista, Fernández recordó que “hay zonas en las que está tolerado el comercio ambulante de manera permanente; sin embargo, con las evidencias de nuestros auditores, cuando torean se les castiga impidiéndoles trabajar en los lugares que tienen y lo asumen sin chistar”.

La supervisión de las diferentes áreas en la que está dividido el Centro es constante a lo largo del día para evitar que se coloquen, al buscar siempre un acuerdo con los líderes por medio de la concertación o incluso de los castigos.

Cuando se aplica este último, desde muy temprano una línea de agentes de la Policía Auxiliar les impide instalarse en las zonas que tienen asignadas y los vendedores lo respetan, porque saben que incurrieron en una falta, indicó el funcionario.

Antes de la pandemia había alrededor de 10 mil vendedores ambulantes, 59 por ciento menos a los registrados hace más de una década, cuando hubo 17 mil; sin embargo, el cierre de negocios, los despidos y la falta de oportunidades laborales tras la emergencia sanitaria ocasionó que ahora sean aproximadamente 12 mil.

La gente “echa mano de la última alternativa que tenemos al alcance, que es el ambulantaje, lo cual nos ha llevado a trabajar todos los días para retirarlo de las zonas donde está prohibido y evitar que la gente toree”.