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Isocronías

Con y sin sosiego

H

ablar de lo que uno sabe o cree saber y no ponerlo en práctica... Hace mucho en un taller recomendé el trabajo con formas tradicionales, caí en cuenta de que nunca había hecho décimas y pues entonces manos a la obra. Sonetos, décimas y coplas es quizá de esas formas lo que más he trabajado. La semana pasada, apoyado en justipreciados autores, me referí a las dos primeras. Dejo acá no ejemplos, sino, si se me permite, ilustraciones de ambas presencias. Los tres –no ortodoxos– Sonetos sin sosiego, recientes; la décima de la décima, de hará cuatro años.

1. Oscuridad, no vengas a fregar, / bastante oscuro ha amanecido el día. / Déjame descansar, / déjame descansar en armonía. // Sé que imposible es, que no has de dar / el tu brazo a torcer, que es fantasía / la mi solicitud y, pues ni hablar, / el ángel que entre sueños mi voz guía. // Oscuridad, comienza / a aligerarte, pido, y tú más densa / te tornas, espesísima me amagas // con qué ferocidad. Hoy me la pagas. / No obstante lo que dices, ciego avanzo, / ¿avanzo? Soy tiniebla. Cuál descanso.

2. Cayendo y levantando, pero bien. / Dispuesto a continuar, a lo que venga / en esta vida manca y algo renga / y medio tuerta y tísica también. // No sé ya en realidad a qué me atenga / sobreviviendo a medias cuando mucho, / siendo como un aullido, más no escucho, / distante, aterrador. No sé que tenga // en mi cerebro de chorlito yo, / ni sé qué haya pasado o qué pasó / con la embriaguez que abríame el futuro // cuando futuro había. Esto es muy duro, / mas me lo conseguí, y en buena lid. / “Cayendo y levantando…” Vaya ardid.

3. Estoy parado en mi lugar. Insólito. / Mas mi lugar me expulsa, se sacude / de mí, me bota lejos. / “Este lugar no es para pendejos…” // Y paso de dar misa a ser acólito / y un intenso rubor al rostro acude / y siento que naufrago entre trebejos / y bueno, digo, ya hice lo que pude; // si no me funcionó, ni modo. Vuelvo / al fuera de lugar, mi sitio exacto. / Lo digo y me revuelvo // como en la tumba… ¿Y mi lugar? Intacto. / Nadie lo ocupará, ni yo, yo mismo, / que en mí no tengo fe, ni de bautismo.

I. Aquí voy con el primero, / ya el segundo se adelanta, / cierto el tercero se canta /rumbo al cuarto, verdadero. / Dicho el quinto lo que espero / es llegar al seis con bien / y al siete, claro, también, / y al ocho con su infinito / vertical... Nueve bendito, / ¡y diez! La décima ten.