Viernes 2 de agosto de 2024, p. 19
La inversión extranjera directa (IED) de origen chino en América Latina y el Caribe prácticamente desapareció el año pasado, al representar menos de uno por ciento de los flujos que llegaron a la región, en medio de una caída generalizada de estos recursos, de acuerdo con un nuevo informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El organismo reportó que el año pasado la IED alcanzó 184 mil millones de dólares, 9.9 por ciento menos que los flujos registrados hacia la región en 2022. La caída se debió a las altas tasas de interés y a los conflictos geopolíticos que lastraron las inversiones en todo el mundo, explicó la Cepal.
Los Estados Unidos y la Unión Europea fueron los principales países de origen de la IED hacia la región, con 33 y 22 por ciento del total, respectivamente. En tanto que la proveniente de China prácticamente se desdibujó, al pasar de 3 por ciento en 2022 a menos de uno por ciento el año pasado.
José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal, explicó que el dato en sí de la IED china hacia América Latina y el Caribe puede llevar sesgos de la metodología de la balanza de pagos; además, los vínculos de las economías latinoamericanas con el país asiático se dan por diversos canales: comercio, cooperación tecnológica y, sobre todo, contratos de construcción de infraestructura.
Hay un problema, porque las cifras de la balanza de pagos subestiman las inversiones desde China porque se registra el origen inmediato de las inversiones, y muchas llegan a través de terceros países, como Luxemburgo, o se compran empresas que ya son extranjeras y no se registran como IED
, explicó el secretario ejecutivo de la Cepal.
Agregó que fue sobre todo en la década de 2010 que creció la IED China en la región, empujada por un proceso de fusiones y adquisiciones, sobre todo en minería, energía e infraestructura del transporte. Ahora existe el potencial de que las empresas chinas realicen mayores aportes en áreas estratégicas como la transición energética, energías renovables, explotación sostenible de materiales estratégicos y tecnologías de la información y las comunicaciones.