Sábado 6 de julio de 2024, p. 17
París. Francia se prepara para la segunda vuelta de las elecciones legislativas luego del triunfo de la ultraderecha encabezada por Marine Le Pen, hace una semana.
Mañana, los electores decidirán si la extrema derecha consolida una mayoría absoluta que le permita formar el nuevo gobierno, o si las fuerzas que lograron segundo y tercer lugares, el Nuevo Frente Popular (NFP) de izquierda y la alianza de centroderecha de Macron, Juntos, consiguen acuerdos que les permitan frenar el ascenso de Agrupación Nacional (RN), que junto con sus aliados ganó la primera vuelta de las legislativas con un tercio de los votos, por delante de la coalición de izquierdas NFP (28 por ciento) y la alianza de centroderecha de Macron, Juntos (20).
De cara al balotaje del domingo, el bloque ultraderechista aparecía como el mejor situado para alcanzar la mayoría absoluta de 289 diputados y designar a Jordan Bardella primer ministro, pero las posibilidades se redujeron tras la estrategia de pactos de sus rivales.
El NFP, que incluye a socialistas, ecologistas, comunistas y La Francia Insumisa (LFI, izquierda radical), y la alianza de Macron tejieron un frente republicano
para evitar el primer gobierno ultraderechista desde la Liberación de Francia de la Alemania nazi.
Este principio implica la retirada del candidato republicano
con menos posibilidades de ganar en aquellas circunscripciones en las que se clasificaron para el balotaje candidatos de ambas alianzas, junto con uno ultraderechista en posición de fuerza. Si no obtenemos mayoría absoluta, el país estará bloqueado
, escribió ayer Le Pen en X, cuando las últimas proyecciones de Ipsos y de Ifop le daban entre 170 y 210 escaños de los 577 de la Asamblea Nacional.
Más que nunca, hay que ir a votar. Es realmente urgente. No podemos dejar el país en las manos de esa gente
, alertó el jueves el capitán de la selección de futbol de Francia, Kylian Mbappé. Le Pen acusó al futbolista de dar lecciones de moral
. Una victoria de la extrema derecha en la segunda economía de la Unión Europea y potencia nuclear podría debilitar su influencia en Bruselas.