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Ciudad perdida

Aprobado el primer equipo // Aumentarán las trampas y las amenazas

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▲ La fuerte lluvia de ayer en la capital provocó el desprendimiento de plafones en el centro comercial Parque Lindavista, en Gustavo A. Madero, sin reporte de lesionados. Protección Civil activó la alerta naranja para dicha demarcación y para Cuajimalpa por la intensa precipitación y los fuertes vientos.Foto tomada de X
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as calificaciones que se dieron al primer equipo de colaboradores que nombró la virtual presidenta Claudia Sheinbaum, fueron muy altas. El nombre de Marcelo Ebrard incluso sirvió para aliviar algunos entuertos financieros que empezaban a padecerse. El perfil es alto, pero sabrán de qué se trata eso del segundo piso de la 4T.

No parece fácil, para ninguno de ellos, trabajar conscientes de que siempre habrá un enemigo al acecho, porque si pretenden que toda la descarga de odio que desplegó la derecha durante seis años es solamente contra la figura de Andrés Manuel López Obrador, habrán atinado sólo en 50 por ciento, tal vez menos, al núcleo del problema, porque por más que se niegue, la carga ideológica con que se combatió la labor de la Presidencia fue evidente, aunque embozada en la fobia contra el personaje.

Así las cosas, el asunto es que la diferencia en la idea de cómo gobernar al país no se solucionará con el cambio de gobierno y los funcionarios que acompañarán a la primera presidenta de México, tendrán que entender que las tentaciones y las presiones para que se abandone el proyecto serán de todo tipo. Tan fuertes y peligrosas como las actuales.

Por eso, si alguien habla de borrón y cuenta nueva se equivoca. Si la carga de racismo y clasismo tan ostensiblemente usada en contra de López Obrador pudiera borrarse, las diferencias ideológicas de fondo seguirían subsistiendo, eso está más que claro.

La diferencia radica ahora en el cómo esa derecha pretende coptar a los miembros del gabinete, y cómo convencerlos de que la traición es la mejor opción para la cartera.

El falso discurso de la reconciliación habrá de contener nuevos elementos para hacer suponer, a quien les preste oídos, que la derecha se ha convertido, también, en el principal instrumento del entendimiento y que es el gobierno el que se niega a llegar a los acuerdos que requiere el país en muchos ámbitos.

Y no estamos hablando solamente de la iniciativa privada –contraria por naturaleza–, sino de algunos otros organismos de la llamada sociedad civil, así como los ligados a grupos de corte religioso, de esos que arman conflictos y luego se proponen como los únicos que pueden solucionarlos, para sacar ventajas políticas y hasta económicas de los asuntos.

La primera línea de funcionarios nombrados por la Presidenta electa, ya probaron un poco de eso, por más bien que le haya ido. La lluvia de cuestionamientos a los que se sintieron en diferentes entrevistas no iban en el sentido de conseguir una definición de línea de actuación por parte del gobierno que viene, sino de atacar el trabajo que aún se realiza desde el Zócalo.

Seguir el camino que marcó el voto es la mejor visión que pueden tener los nombrados y los que vienen. Al país aún le hace falta recorrer un gran trecho para solucionar los problemas que creó el neoliberalismo y no parece haber otra forma que consolidar aquello que se anuncia como el segundo piso de la 4T.

Las amenazas y las trampas aumentarán el tono agresivo, y si ya existen miembros del gabinete medrosos ante el micrófono enemigo, más adelante habrá quien flaquee frente a las trampas que pondrán esos que esta vez no pudieron ladear el bote del poder a su favor, pero que seguirán insistiendo. ¡Aguas!

De pasadita

El equipo ganador de las elecciones para la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México aún no presenta al equipo que habrá de tomar las riendas del poder en la capital del país.

Es muy probable que se esté a la espera de que se termine ese mismo trabajo, pero en lo federal y a eso se deberá el retraso, pero también a que las cosas andan enredadas. ¿Será?