Domingo 16 de junio de 2024, p. 5
El dueño de Grupo México, Germán Larrea, se opuso siempre al rescate de los 65 mineros atrapados en Pasta de Conchos, no sólo suspendió la búsqueda de los trabajadores cinco días después del desastre en febrero de 2006, sino que después, en complicidad con los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón, hizo todo lo posible para que no se sacaran los restos de las víctimas de la mina de carbón, en la que quedaron atrapados.
El asesor jurídico del Sindicato Minero, Óscar Alzaga, comentó que la obsesión
de Larrea porque no se supiera el origen del desastre lo llevó a presentar incluso en 2013 una demanda de amparo ante el segundo tribunal colegiado en materia civil del primer circuito, para que no se intentara recuperar los cuerpos de los trabajadores, porque era más peligroso su rescate que dejarlos
por siempre dentro de la mina, localizada en la zona carbonífera de Coahuila.
Ahora, después de que el presidente Andrés Manuel López Obrador cumplió su promesa y se han logrado encontrar los primeros 13 cuerpos de los mineros de Pasta de Conchos, sin signos de que hubieran muerto carbonizados, como los directivos de Grupo México lo habían argumentado desde el quinto día de la tragedia, Larrea debe estar muy preocupado.
Ojalá, agregó, el magnate no quede impune como ha estado hasta el momento y se le finquen responsabilidades penales por la muerte de los 65 mineros, quienes sufrieron el percance por la inseguridad en que laboraban
y luego los dejaron abandonados, sin importar que pudieran estar vivos.
El abogado del Sindicato Minero insistió en que los gobiernos panistas protegieron a Larrea y le dieron total impunidad. “En 2007, apenas había llegado a la Presidencia, luego de un burdo fraude electoral, Felipe Calderón declaró que no se rescatarían los restos de los mineros porque no iba a poner en peligro a vivos por rescatar a muertos
.
Grupo México suspendió el rescate cinco días después de la tragedia, ya que, aseguraron sus directivos, la tragedia fue de tal magnitud que los 65 trabajadores murieron calcinados; pero un año después, dos de los cuerpos que quedaron cerca de la salida de la mina fueron encontrados y la autopsia demostró que fallecieron por asfixia.
El ingeniero Fernando Acosta, quien encabezó la cuadrilla de rescatistas que en febrero de 2006 intentaron salvar a los mineros, declaró que habían logrado entrar por un túnel y podrían haberlos sacado, pero la empresa paró las labores y selló la mina con toneladas de concreto.
Aun así, hubo otros intentos independientes de rescate años después, en los que participaron las viudas Tomasita Martínez, Claudia Escobar y Aída Farías, junto con cuadrillas del Sindicato Minero. Bajaron hasta 250 metros de profundidad, pero la empresa utilizó a la policía federal y estatal para desalojarlos con violencia.
El dirigente del Sindicato Minero, Napoleón Gómez Urrutia, tuvo que salir del país dos semanas después de la explosión en Pasta de Conchos, porque Larrea, con el respaldo de Fox, puso en marcha todo el aparato judicial en su contra, sobre todo después de que declaró que se trataba de un homicidio industrial
, recalcó Alzaga.