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No tenemos problemas con pensar en destruirlo todo: dúo Grave/Mal
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▲ La banda de Guadalajara en una presentación.Foto cortesía de @carlospinchengendro
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 16 de junio de 2024, p. 7

Un grupo musical puede mejorar su técnica, su forma de tocar o su sentido de la armonía, pero difícilmente logran impostar el sentido de urgencia del dúo de Guadalajara Grave/Mal. La noche del 18 de mayo abrieron para el grupo neoyorquino Codeine, en la Ciudad de México, y podía notarse que el concierto organizado por la productora Afasia era una ocasión especial, aunque en el caso de Grave/Mal, formados por Be en guitarra, secuencias y voces, y Ali en batería, sintetizador y voces, da la sensación de que ese momento también podría haber sucedido en la casa de alguien o en un foro menos iluminado. Un dúo como Grave/Mal hace que uno divida los proyectos entre los que quieren mejorar su música como una empresa y los otros: aquellos cuya condición innegociable es ser ellos mismos. Para ubicarlos musicalmente suele usarse el término pospunk y puede que de ahí extraigan cierta inspiración o ese espíritu de generar un espacio de baile en un mundo amenazante. Cuando les pregunto por recomendaciones de bandas en Guadalajara, devuelven una quincena de nombres: Perros plaga, Niña Perro, Extraño enemigo, Azote y rigor, El mal gusto, Mirisaurio, Primitivo, entre otras.

–¿Qué me pueden contar sobre vivir en Guadalajara y existir allí como banda?

–Be: Ambas crecimos aquí; Alí vivió en otros lugares, pero mayoritariamente hemos estado en esta ciudad, al menos yo toda la vida. A pesar de que Guadalajara tiene muchas facetas y caras, es una ciudad muy grande y llena de gente. Creo que concordamos en que socialmente es un lugar muy conservador, aspiracionista y muy blanqueado, eso siempre nos ha resultado muy culero y muy irritante. A la vez, siempre hemos percibido que eso genera una resistencia: siempre hemos conocido mucha gente en contra de las normas y los valores más católicos, esto le da una cualidad genuina a la gente que tiene cosas que decir, que habla a través de la creatividad o de un pensamiento político.

–Ali: Sucede en todo el país, pero aquí en Jalisco tenemos una crisis de desapariciones forzadas y no es una situación ajena para nadie. Hay espacios y colectivos que buscamos encontrarnos para canalizar la rabia y el dolor, organizarnos para hacer cosas; el hecho de juntarnos ya es una resistencia hacia un estado muy opresor, aquí como en todos lados. Hablando en torno al tipo de música que hacemos y las letras que escribimos, no es que exista una intención como de ay, queremos tener una banda que plantee ciertas cosas. No es algo hecho con ese propósito, pero naturalmente esas cosas de las que hablamos tienen que ver con la violencia que vivimos y notamos. Ese sentido de urgencia sale ahí a ser expulsado. Hay de todo, pero así nos vinculamos para que no nos estalle dentro.

–¿Su música es una reacción a estas situaciones?

–Be: Algo de nuestro planteamiento es político, hay una postura anticapitalista con respecto a cómo afrontamos el mundo. Eso tiene muchas vertientes: una de ellas es que dentro de un sistema que propone desarticularnos, para así quitarnos la opción de empoderamiento como comunidad, nosotros proponemos experimentar el cuidado, la comunidad, generar colectividades, vernos, compartirnos con defectos y virtudes, aprendiendo de error y rechazando las dinámicas que provienen de este modo de vida voraz, violento y destructivo. Nos planteamos no entrar en ese juego, no entrar en el mito del progreso y hacer todo lo contrario.

–Ali: Es muy lindo pensar la música como un pretexto para juntarnos. En un show, una tocada o lo que sea, una va a ver a las bandas, a vivir la catarsis y deschongarse un rato, pero lo verdaderamente importante es el momento que nos estamos dando todas personas para encontrarnos ahí y pasarla bien, para platicar de ciertas cosas, desahogarnos, apapacharnos, gozarnos, creo que también eso es muy potente.

Disidentes de género

–¿Qué grado de literalidad manejan cuando cantan sobre quemar todo?

–Be: Alto, muy alto. Desde el fondo de nuestro corazón no tenemos problemas en pensar en destruirlo todo, como una forma de deseo catártico muy profundo; puede que eso no arregle nada, pero de repente se siente que la realidad lo amerita. Más allá de lo literal, sí somos partidarias de pensar en una renovación: en un reconocerse continuo, en ser disidentes de género, personas trans como lo somos, en mandar a la chingada viejas estructuras nocivas que no tienen ninguna necesidad de perpetuarse.

–Ali: Ante un sistema que es tan brutal con nuestras vidas, es bueno reconocer quienes somos: una misma, pero también en colectivo; creemos mucho en la catarsis global, en usar la música, el ruido, los gritos y el baile, utilizarlo de forma hasta terapéutica, ya que todos en mayor o menor medida compartimos situaciones de opresión.

–¿Cómo afectan las desapariciones a la vida nocturna de la ciudad?

–Be: Las desapariciones van mucho más allá de la vida nocturna, creo que es un estado mental de alerta constante en cualquier persona que viva acá. Das por hecho que tienes que estar al pendiente cuando estás en la calle, cuando estás armando un show; cuando te vas de una fiesta en la noche, hay protocolos tácitos de estar pendientes las unas de las otras. Ese estado mental se manifiesta mucho en cómo tratas de cuidar a la gente en el contexto nocturno, que es todavía más incierto. Entonces, siempre intentamos seguir proponiendo generar espacios de encuentro a como dé lugar, porque es casi lo único que tenemos.

–Ali: Han demostrado que son capaces de desaparecernos e inculcarnos miedo. En torno a la vida nocturna intentamos recordarnos que no nos pueden quitar también las ganas de pasarla bien y conectar con la gente que nos rodea. Ahondando en las cosas que nos afectan, también acá en Guadalajara desde la pandemia se efectivizó la ley del ruido: la policía te puede caer con un medidor de decibeles para que le bajes el volumen o para ver que estás haciendo. Obviamente nos movemos en un montón de foros y casas que no son espacios institucionales u oficiales; estos años hemos visto como han tronado un montón de lugares donde teníamos la oportunidad. También se trata de saber qué vamos a hacer, porque es impensable que sólo queden en pie los foros que te cobran un montón para poder hacer un evento: son ligas inalcanzables para mucha banda.

–¿Qué lugar ocupa la identidad de género en el grupo?

–Be: Todo lo que tiene que ver con la identidad de género y sexual es una parte muy fundamental de nuestro planteamiento como banda. Más allá de que yo sea una persona transgénero y de que seamos exploradoras sexuales, problematizar cómo eso se extrapola a otras cosas es parte de nuestro experimento como banda, pensar en romper el molde de lo que nos adoctrina: el deseo, el cuerpo, el rol que tienes que cumplir dentro de tu género, quiebra mucho con las dinámicas de todas las ideas.