Domingo 16 de junio de 2024, p. 14
El país está pagando la factura de un estilo de vida depredador de los recursos naturales, pues la sequía –que se extiende por dos tercios del territorio nacional–, ha provocado un encarecimiento de frutas, verduras, carnes, e incluso alimentos procesados, indicaron expertos.
Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), aseguró en entrevista que no sólo la temporada de estiaje está afectando al aumento en los precios, sino también la inseguridad que existe en el territorio nacional y la logística que no se ha podido consolidar en algunas cadenas en la pospandemia.
Comentó que la canasta básica se ubicó en mil 858.58 pesos en mayo, nivel que observó una variación de 1.51 por ciento mensual o un aumento de 27.71 pesos.
Los productos que más se han encarecido son el aguacate, que pasó de un promedio de 59.52 pesos a 70.18; la naranja, de 26.30 a 28.74, y la zanahoria, de 17.70 a 18.43 pesos.
Juan Carlos Anaya, director general de Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), apuntó que el encarecimiento se explica por la sequía y la temporalidad, aunque destacó que sólo el cilantro ha escaseado y aumentado su costo.
Datos recabados por la consultora muestran que en la Central de Abasto de la Ciudad de México en la primera semana de junio la coliflor observó de nueva cuenta un alza, la cual fue de 35 por ciento, pues pasó de 17 a 23 pesos la pieza, como consecuencia de las condiciones extremas de clima y granizadas en Puebla, principal proveedor de ésta hortaliza.
Otros alimentos que se han encarecido son el pepino con 77 por ciento o 4.8 pesos, la lechuga romanita con 51 por ciento o 4.6 pesos, la calabacita Italiana 63 por ciento o 4.25 pesos y el nopal con 100 por ciento.
El plátano Tabasco se encareció 49 por ciento al ubicarse en 16.5 pesos el kilo. La naranja valencia aumentó 19 por ciento, 3.5 pesos; la piña mediana, 18 por ciento o 3.5 pesos; la fresa, 7 por ciento o 2 pesos, y la toronja, 10 por ciento o 1.7 pesos.
“Esto de la sequía, el efecto de El Niño y La Niña, todo este asunto del cambio climático, estamos pasando a pagar la factura de un mal estilo de vida, un estilo de vida depredador que no respeta el medio ambiente, ni a la naturaleza”, señaló Rivera tras reconocer que la temporada de estiaje que se ha prolongado ha estresado la actividad agrícola y ganadera del país y en alguna medida también ha golpeado a la pesca
.
Comentó que la falta de agua ha afectado la producción agrícola, pues no sólo es escasa, sino que el producto no es de la mejor calidad.
La sequía está golpeando, es cada vez más un tema protagónico y la inseguridad es una constante.
Hábitos de consumo cambiaron: expertos
Datos de GCMA indican que en el caso de la naranja la oferta no ha sido muy amplia y se ha conformado sólo con fruta de buena calidad que aportan citricultores de Tamaulipas y de Nuevo León, mientras para el limón sin semilla de Veracruz la calidad fue regular, pues predominó el producto de calibres menores.
Rivera agregó que la sequía también ha repercutido en la ganadería, pues los animales necesitan pastura para su engorda, mientras industrias como las de embutidos, sólo por mencionar algunas, tienen problemas por la escasez de agua.
No obstante, el presidente de Anpec comentó que factores como la inseguridad han pegado sistemáticamente
en la inflación, pues es un elemento que está debajo de la alfombra
y es una de las causas por las que la inflación se mantenga en 4.69 por ciento hasta mayo.
Además, en la pospandemia los hábitos de consumo cambiaron, pero la logística no se ha podido consolidar y las cadenas de suministró están tratando de responder a las nuevas circunstancias de la demanda.
“Necesitamos que llueva, que llueva bien y que esa agua vaya a dar a las cuencas que almacenan el líquido.
No estorba decir que de cada 10 litros que pasan por las tuberías del país se pierden al menos entre 4 y 5 litros, es decir, urge que se haga una modernización de los ramales que abastecen de agua a los hogares y al consumo humano
, señaló.
Advirtió que la situación de consumo puede empeorar con la canícula, como se conoce a la temporada de calor más intensa en el verano, pues si bien la demanda de bebidas se intensificó con las olas de calor en primavera, la ANPEC prevé que la industria aumente los precios de los productos.