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Cuentos de soledad y muerte, obra de autosanación de Lorena Escalante
 
Periódico La Jornada
Viernes 14 de junio de 2024, p. 5

La escritora y guionista Lorena Escalante presentó ayer en la Feria Internacional del Libro de Coyoacán Cuentos de soledad y muerte, obra que nació de una necesidad de autosanación en una época en que los temas del título eran los únicos que se avizoraban en el horizonte.

En entrevista con La Jornada, la autora aseveró que la edición de estos relatos escritos hace 18 años son una buena oportunidad para retomar la literatura, una disciplina que quise mucho, pero que desde que estoy en el cine abandoné por completo.

Acerca de la diferencia entre el lenguaje literario y el del cine, Escalante resaltó sobre todo el tiempo con que cuenta un escritor. En un libro puedes tener 500 páginas para presentar a los personajes, en una película tienes hora y media para conseguir profundidad en un personaje. Nosotros tenemos que narrar con imágenes. Aquí no existe la poesía más que en la imagen.

Más allá de la soledad que físicamente podemos concebir, enunciar dicha palabra es decir también aislamiento, retiro, incomunicación y desamparo. Como en el cuento de Antonieta, con el que la autora retrata el abandono que siente la protagonista después de habitar siempre la misma casa. Al tiempo que ve cómo todos sus muertos la dejan atrás, ella se encuentra también a punto de partida.

Corazón fragmentado

Si bien ahora Escalante se dedica principalmente a los guiones de comedia, los relatos del libro pertenecen a otra época, a un tiempo en que su corazón estaba fragmentado. Esos relatos sirvieron mucho, porque tienen una parte mía muy profunda, y son importantes, sobre todo para mi formación como ser humano.

Decir muerte es evocar también un deceso o tránsito, como el que la protagonista enfrenta en el cuento Asuntos de realeza, cuando cae en la cuenta de que su espalda carga con 50 años monótonos, encadenados al trabajo en una dependencia gubernamental que ella concibe como trono, el único que ha conseguido y que construyó por complicidad clasista con su jefe, a quien le decía en una suerte de letanía y conjuro: “nosotros no somos como esta gente. Ellos son como… pobres”.

Cuando el tiempo pasa y ante un despido Marianne queda completamente desprotegida, se convierte en esclava de su soledad y se encuentra al borde de la locura, lo que la lleva a tomar una decisión que sólo dejará en el aire la peste de la realeza.

El lugar desde donde actualmente Escalante escribe es uno muy distinto al de sus cuentos. Si no escribo, no soy feliz. Escribo porque además de ser mi profesión, incluso me divierte. El cine es una industria muy grande. Cuando escribes no solamente piensas en lo que tú quieras, sino que te preocupa de qué forma vas a contar una historia para que mucha gente lo vea. En la literatura expones el corazón, concluyó.

En ese acto, realizado en el foro Simone de Beauvoir, estuvieron presentes Escalante y los actores Claudette Maillé y Roberto Sosa, a quienes conoció en el mundo cinematográfico, son sus alumnos de guion y además leyeron varios relatos.