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Roger Federer, doctor en letras humanitarias
 
Periódico La Jornada
Martes 11 de junio de 2024, p. a11

A dos años de su retiro, Roger Federer sigue dando cátedra. Aquellos dotes pegados a la raqueta los trasladó en esta ocasión a la emotividad de un discurso que sólo un hombre con su recorrido sería capaz de transmitir. Las palabras de su sajestad esta vez fueron el centro de atención frente a cientos de alumnos graduados de la Universidad de Dartmouth, en Estados Unidos, donde recibió un doctorado en letras humanitarias debido a su labor filantrópica que realiza a través de su fundación.

Con la misma elegancia con la que solía jugar, atrapó a la audiencia con sus anécdotas. Más que una plática, fueron consejos de vida.

Chicos, siento su dolor. Sé lo que se siente cuando la gente sigue preguntando cuál es el plan para el resto de su vida. Me preguntan ahora que no soy tenista profesional, ¿a qué te dedicas? No sé, y está bien no saberlo, fueron una de las reflexiones que hizo Roger.

Abordó el tema de la confianza desde su experiencia de 25 años como profesional. Para ello recordó el día que dudó de sus capacidades. Ese sentimiento, confesó, se remonta a la final que perdió en Wimbledon 2008 contra Rafael Nadal.

“Mirando hacia atrás, siento que perdí en el primer punto del partido. Me tomó hasta el tercer set recordar, ‘oye amigo, por cierto, eres cinco veces campeón defensor y sabes cómo hacer esto’”, dijo el ex atleta de 42 años.

En las enseñanzas del suizo, la cultura del no esfuerzo fue un tópico que no dejó pasar. Explicó que muchas ocasiones escuchó decir que sus triunfos los hacía ver fáciles, como si llegaran por arte de magia. La mayoría de las veces la gente me lo decía como un cumplido, pero solía frustrarme cuando comentaban que apenas sudaba o que incluso lo estaba intentando. La verdad es que tuve que trabajar muy duro para que pareciera fácil. No llegué a donde llegué sólo con talento puro. Creí en mí mismo. Pero creer en uno mismo hay que ganárselo.