2 de junio: elecciones históricas. ¿Qué cambió?
as elecciones del 2 de junio, las más grandes y complejas de la historia de nuestro país, en las que podían participar 98 millones de mexicanos, representaron un momento crucial para las instituciones de la nación, que trabajaron para garantizar condiciones de libertad y equidad durante la jornada, como en las elecciones realizadas en 2018 y 2021.
Para atender las denuncias por posibles delitos electorales, la Fiscalía Especializada en materia de Delitos Electorales (Fisel) puso en marcha dos acciones para recibir en tiempo real las denuncias presentadas por la ciudadanía durante la jornada electoral. La primera de ellas consistió en el reforzamiento de los sistemas de atención Fisetel y Fisenet por medio de los cuales, además de recibir quejas, se pudo orientar a los electores con temas como ubicación de casillas, horario de apertura de éstas y preguntas acerca de la vigencia de su credencial para votar.
La otra gran acción fue el despliegue ministerial, que consistió en que desde una semana antes el personal ministerial especializado en delitos electorales se trasladó a las 32 fiscalías federales del país para, de esta manera, orientar directamente al personal de la Fiscalía General de la República (FGR) en los estados y actuar de manera pronta y eficaz ante la presentación de una denuncia.
El personal de la Fisel también participó con especial cuidado en realizar tareas de blindaje electoral en las dependencias federales, para que no se utilizaran bienes inmuebles ni vehículos oficiales a favor de ningún candidato u opción política.
El número de denuncias electorales federales durante la jornada electoral fue escaso. Si se toma en consideración que en 2018 el número de denuncias por delitos electorales fue de 45, y ahora en 2024 solamente fueron 18 presentadas, mientras en 2018 los sistemas de atención recibieron más de 11 mil llamadas, por lo que toca a la jornada electoral únicamente fueron captadas 3 mil 500, se tiene una baja muy considerable.
Esto deberá analizarse a profundidad, pero es un buen indicador de que las prácticas que tanto dañaron a la democracia por décadas van quedando atrás.