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En el mundo del reguetón de supermachos, yo parecía el más débil, afirma J Balvin

El colombiano se presentará hoy en la Arena 02 de la capital británica

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▲ El reguetonero se encuentra entre los artistas más escuchados del mundo. Fue el cantante más reproducido en Spotify con 48.1 millones de oyentes en 2018.Foto tomada de Facebook
The Independent
Periódico La Jornada
Miércoles 5 de junio de 2024, p. 8

El colombiano J Balvin es una estrella del pop que puede pagar para que un periodista viaje en avión a París para una entrevista y luego desaparecer en la noche. Su nombre real es José y tiene 30 años. Se encuentra entre los artistas más escuchados del mundo. En 2018, impulsado por el éxito de su quinto álbum de estudio Vibras, superó a Drake para convertirse en el cantante más reproducido en Spotify con 48.1 millones de oyentes mensuales. En YouTube, 14 de sus videos musicales tienen mil millones de visitas, la mayor cantidad de cualquier artista.

Balvin ha llevado al reguetón fuera del nicho latino y en clubes y listas de éxitos de todo el mundo, como aquí en París o en Londres, donde actuará hoy en la Arena O2.

En Reino Unido, el género sigue siendo marginal y el canturreo Auto-Tune de Balvin ha llegado al Top 10 sólo dos veces: primero con el remix de Beyoncé del infeccioso boom-ritmo pa-dum-dum de Mi Gente, de 2017 y luego con su colaboración con Cardi B, I Like It, en 2018.

Las canciones de Balvin, interpretadas exclusivamente en español, tienden a traspasar las barreras del idioma. Desde el primer día quise cruzar en español, señala. “Esa fue siempre mi visión. Hay tipos que me hacen cantar palabras en inglés que ni siquiera sé lo que estoy diciendo, así que ¿por qué no podemos hacerlo al revés?

Y se ha mantenido firme. No hay una sola canción en inglés en su repertorio. El momento también era perfecto para globalizar el reguetón, añade.

Es cierto que su timing ha sido impecable. Ha habido un ascenso simultáneo con Bad Bunny y Karol G, sin mencionar el extenso trabajo preliminar establecido por sus predecesores: Don Omar y Daddy Yankee. El primer éxito de streaming de Balvin, Mi Gente, se lanzó durante el verano de Despacito.

Balvin, entonces, no es el único en su éxito, pero es el primer artista latino en presentarse en el escenario principal de Coachella, encabezar el Lollapalooza, actuar en Saturday Night Live y lanzar su propia zapatilla Jordan con Nike, porque más que músico, Balvin, asegura, quiere ser un magnate, de ahí su apodo de El Negocio. Un cínico podría decir que las dos canciones que lanzó con Ed Sheeran, el baladista más rentable de Gran Bretaña, el año pasado, son parte de un plan maestro para dominar el mundo. Hubo un momento en la vida en los pasados dos años en el que estaba más concentrado en el juego que en la música misma y me perdí, confiesa Balvin, cuando se le pregunta si el lado del CEO alguna vez ha invadido el arte. Los números llegan y a veces nos quedamos atrapados en el negocio, por lo que olvidas lo que es importante: estar feliz y tener confianza.

Él creció en la clase media de Medellín. Hijo de un hombre de negocios, tuvo una infancia cómoda al final de la época de Pablo Escobar, quien murió cuando Balvin tenía ocho años. Hasta el día de hoy se niega a decir el nombre de Escobar. Nunca, se burla. No me importa él. Él no es nada. Su hijo es uno de mis mejores amigos, pero está de acuerdo conmigo. No hay nada de qué sentirse orgulloso. Pero es nuestra historia. No podemos rescribirla.

Cuando tenía 17 años, se inscribió en un programa de intercambio que lo llevaría a Oklahoma, Estados Unidos. Pensé que iba a ser una ciudad como Nueva York y luego aterricé en medio de un bosque lleno de lobos, zorros, osos y serpientes, relata. Más aterrador que los lobos fue el racismo que encontró. Colombia no es un lugar racista, afirma. Vemos negros, blancos, lo que sea... no vemos ninguna diferencia, pero una vez que llegué allí, sentí lo que era ser rechazado. Era un lugar súper blanco donde un latino o un afroamericano no era bienvenido, ni siquiera los indígenas americanos eran bienvenidos.

Aunque su nombre ahora es sinónimo del género, el reguetón no fue su primer amor. Cuando era niño le gustaba más el rock (en su rodilla tiene un tatuaje descolorido de Nirvana), pero cambió de opinión después de escuchar el cedé pirata de Daddy Yankee. Nunca lo olvidaré porque él fue quien me atrajo, dice Balvin. Siempre estoy agradecido con él.

Su entrada al género no fue fácil. Balvin llegó tarde al juego y, proveniente de un entorno de clase media, no encajaba en el molde de un rapero de reguetón, sobre todo porque era de Colombia. El hecho de que yo fuera de ese país también me hace brillar más porque no me comparaban con los puertorriqueños, afirma, aunque reconoce que fue una tarea difícil lograr que la gente ampliara su percepción del reguetón para incluir países más allá de Puerto Rico. Cuando comencé a ganarme el respeto de la industria musical y de Puerto Rico y a colaborar con ellos, el público en general realmente me acogió, indica.

Balvin se dice ser humanitario. Estoy haciendo lo que puedo con mi fundación para ayudar a diferentes organizaciones: deportes, música, cáncer. Quiero tocar muchas formas diferentes en las que podemos ayudar. Nunca dejes ese (tipo de cosas) en manos del gobierno.

Como ocurre con cualquier artista en ascenso, ha habido momentos de controversia. Cada movimiento que hacía recibía una reacción violenta, reconoce. Otras veces comprende por qué la gente está enfadada. Balvin eliminó el video musical de Perra (su colaboración con el rapero dominicano Tokischa) de YouTube luego de que sus fanáticos lo calificaran de racista y misógino. El video, que fue dirigido por el manager de Tokischa y mostraba a modelos negras usando prótesis faciales de perros. Balvin fue representado paseando a las mujeres con correas. Se disculpó rápida y profusamente. Absolutamente, sí, dice hoy. No hay excusa y lo hecho, hecho está. Él atribuye ese ejemplo a su propia ingenuidad. Quería apoyar a la chica afrolatina que tuvo la visión del video, pero no consideré el mundo que hay ahí fuera.

Balvin ha tenido su propio encontronazo con la salud mental, que se remonta a esa época oscura de reacción tras reacción. Nunca pensé que iba a sufrir problemas de salud mental, refiere. Le llevó un tiempo comprender esta nueva realidad: Este desequilibrio químico no se lo deseo a nadie. Se tomó un descanso de las redes sociales, pero admite que desde que regresó se ha vuelto a convertir en un adicto. No era fácil hablar de su depresión, pero era la única manera que sabía de afrontarla. Por supuesto, en el mundo del reguetón de supermachos, yo parecía el más débil. Pero creo que hace falta valor para reconocerlo y ser frágil y humano, afirma. Ese tipo de cosas no son negociables conmigo. No voy a poner el negocio en primer lugar.

Es de esperar que lo peor ya haya quedado atrás, algo por lo que tiene que agradecerle a su hijo Rio. Él y su pareja, la actriz y modelo argentina Valentina Ferrer, dieron la bienvenida a su primer hijo en 2021. Desde que nació mi hijo no he tenido ningún problema, afirma. Encontré la luz y los motivos para seguir elevando mi sueño y no rendirme.

© The Independent

Traducción Juan José Olivares