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La amplia ventaja de Morena disipó un nuevo choque en la herradura de la democracia
 
Periódico La Jornada
Lunes 3 de junio de 2024, p. 10

La victoria se anunciaba tan aplastante que, al confirmarse, disipó los nubarrones de una tormenta poselectoral con los primeros datos del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP). Un inapelable 2 a 1 que ni siquiera la oleada obradorista alcanzó en 2018: nocaut técnico en el primer round.

Con 21 por ciento de las casillas computadas, la suerte estaba echada: 57 por ciento para la morenista Claudia Sheinbaum y 30 para la opositora Xóchitl Gálvez. Quizá por ello, en la herradura de la democracia, como llaman al salón de plenos del Consejo General del INE (que a lo largo del proceso electoral se convirtió en arena de las más agrias disputas entre ambas coaliciones), se desvaneció un nuevo choque, en el día más importante del proceso.

Al paso de las horas, a golpe de votos, la realidad sobre la elección presidencial se fue haciendo cada vez más patente; tanto que, hasta los más rudos oradores de la coalición oficialista, Sergio Gutiérrez Luna y Gerardo Fernández Noroña, tuvieron conmiseración de sus rivales y salvo tibias referencias a la derrota del Prian evitaron caer en expresiones de rudeza innecesaria.

Pero eso sí, cuando a esa hora (cerca de las 9 de la noche) Sheinbaum aún no se pronunciaba, aunque en el Zócalo ya se preparaba el festejo, Gutiérrez Luna proclamaba en la sesión del INE el triunfo de la doctora. Lo que han decidido los mexicanos es que tendremos continuidad de la Cuarta Transformación (...) se esfumaron los fantasmas que se habían esgrimido de que no iba a haber condiciones para la elección y que el INE no iba a estar a la altura.

Sin la beligerancia que lo caracteriza, porque estamos muy contentos con los resultados, el petista Gerardo Fernández Noroña se ahorró improperios contra la oposición. Sólo una actitud les recriminó: hace seis años, muy rápidamente quien era candidato del PRI, José Antonio Meade, salió a reconocer su derrota y, media hora después, Ricardo Anaya también. (...) Si quieren alargar su agonía, pueden esperar hasta los cómputos del miércoles.

Con un optimismo que contrastaba con el tono derrotista de su voz, el panista Víctor Hugo Sondón coincidió en lo que también los representantes del oficialismo habrían proclamado como eufemismo de cualquier político en campaña: quien ganó fue el pueblo de México.

Una diplomática forma de admitir la derrota. Aunque, acto seguido, se dispuso a felicitar al panista Santiago Taboada por su triunfo en la Ciudad de México. Todo ello, rubricado con un reproche al presidente Andrés Manuel López Obrador porque nunca se reunió con los partidos de oposición; eso debe cambiar en beneficio de todos, clamó antes de lanzar una plegaria conciliadora: enhorabuena por los electores, Dios bendiga a México.

Y ya en esa lógica de adjudicarse victorias, anunció triunfos de su coalición en Morelos, Yucatán, Guanajuato y Veracruz, con base en sus datos favorables.

Todos ganan, nadie pierde

Conforme al ritual electoral, a las 6 de la tarde, hora del centro del país, comenzó el cierre de casillas y, con ello, la feria de proclamaciones de victorias, a nivel de gubernaturas, aunque con cautela en la elección presidencial, tanto de los partidos como de las candidatos.

Desde sus cuarteles generales en la Ciudad de México y en las entidades donde se efectuaron elecciones para gobernador, los principales contendientes de las alianzas anunciaron presuntos triunfos, con base en datos que, según sus dichos, eran irreversibles.

Sin embargo, al paso de las horas, muchas de estas reivindicaciones evidenciaron que se trataba más bien de quimeras.

Tanto el morenista Mario Delgado como el panista Marko Cortés reivindicaron victorias en la mayoría de las gubernaturas que, con el avance de los PREP, al cierre de la edición aún eran difíciles de confirmar.

Se trataba de ese momento efímero en una jornada electoral donde no hay perdedores y sí demasiados ganadores.

La jornada comenzó con un fugaz y protocolario gesto de unidad en torno a un ceremonial patriótico: el izamiento de bandera y la interpretación del Himno Nacional. Un gesto que no alcanzó al TEPJF, que continúa con la división derivada de la disputa intestina de los magistrados que ni el día de la jornada electoral pudieron apartar.

A la ceremonia cívica sólo acudieron los tres integrantes que depusieron al anterior titular, Reyes Rodríguez, para impulsar a Mónica Soto.

Más tarde, durante la instalación del Consejo General en sesión permanente, la convocatoria del perredista Ángel Ávila a guardar un minuto silencio por los 232 muertos durante el proceso electoral motivó el desplante de Fernández Noroña, quien salió del salón para volver un poco después.