Ayotzinapa, un día después
andidatos y candidatas federales y locales irán y vendrán, pero quienes no se moverán, gobierne quien gobierne, son las familias de las más de 100 mil personas desaparecidas en México, entre ellas las de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, cuya lucha por encontrarlos está por cumplir 10 años.
La promesa para los padres y madres de los 43 estudiantes es que serán recibidos el 3 de junio, al día siguiente de la contienda electoral. Las familias llevan nueve años y ocho meses sin conocer el paradero de sus hijos.
Qué prisa tienen
, les dicen. Y ellas responden que es inhumano
que se antepongan los intereses políticos electorales sobre 43 vidas de jóvenes que sólo querían estudiar y vivir mejor
.
Del 3 de junio y hasta el 30 de septiembre de este año, la respuesta a las más de 100 mil familias buscadoras seguirá siendo responsabilidad del gobierno que se comprometió con ellas hace seis años y al que, hay que decirlo, le dieron un voto de confianza y esperaron en vano, aunque no desmovilizadas.
En su jornada de lucha La verdad y la justicia a la deriva
exigieron la reinstalación del diálogo con el Presidente, roto desde septiembre del año pasado. “Testigos y pruebas en la indagatoria refieren que 25 de nuestros hijos fueron llevados al 27 batallón de infantería ubicado en Iguala, Guerrero, torturados y entregados al grupo delictivo Guerreros Unidos, que posteriormente los habría asesinado e incinerado”. Esta información, enfatizaron, lacera nuestro corazón y trastoca nuestras vidas, nuestro dolor y sufrimiento calan nuestra alma
.
El pasado 26 de mayo volvieron, como cada mes, a marchar en la Ciudad de México, esta vez bajo una torrencial lluvia que, por supuesto, no doblegó su espíritu. Porque a ellas no las mueven los tiempos electorales, y sólo quieren saber cómo avanzan las indagatorias del paradero de nuestros hijos
. Y a eso irán el 3 de junio a las 11 de la mañana a Palacio Nacional.
Todo parece indicar que el gobierno federal perdió la oportunidad de dar una respuesta a una de las luchas más emblemáticas por la justicia y los derechos humanos. La que sigue, quien sea, no podrá eludir el peso de Ayotzinapa y de los más de 100 mil desparecidos. Ya no.