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En Tlalpan comienza la venta incesante de árboles navideños
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▲ Frondosos y a buen precio, los comuneros invitan a que se adquiera un pinito de su predio.Foto Ángel Bolaños
 
Periódico La Jornada
Domingo 3 de diciembre de 2023, p. 24

Para la familia de Pedro Ávila Monterde ayer empezó la semana más importante para la venta de árboles de Navidad en su plantación del paraje Punta de Cerro, en el ejido Magdalena Petlacalco, en Tlalpan, actividad que carga con el estigma de quienes piensan que se tala el bosque, pero aclara que por cada ejemplar, junto al tocón se planta el repuesto.

Mientras reacomoda alrededor del tronco de un oyamel recién sembrado el ocochal –follaje seco que se desprende de los pinos de ayacahuite que ayudará a mantener la humedad del suelo–, asegura que con los cuidados requeridos 90 por ciento de los árboles sobreviven.

Detalla que de esa forma se protege el suelo de conservación contra el crecimiento de la mancha urbana; desde la ladera del volcán Cerro de la Magdalena, donde está su propiedad, con 71 años a cuestas señala hacia el pueblo vecino de San Miguel Ajusco, a tres kilómetros, que al paso del tiempo ha visto cómo el casco urbano se expandió sobe las faldas del volcán Maninal.

Explica que al año vende 400 árboles, cuya temporada empezó el 20 de noviembre y termina el 24 de diciembre; todavía el mero 25 se llega a vender alguno, pero esta primera semana del mes es la de mayor venta.

En el predio conocido como El Encinal, al que se llega por la avenida México-Ajusco, por el kilómetro 25.5 de la carretera federal a Cuernavaca, don Pedro se inició en la silvicultura hace 18 años y cuenta con asistencia técnica y apoyos de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural, que le permiten vender árboles a buen precio.

A 16 kilómetros de allí, por el kilómetro 36.5 de la misma carretera a Cuernavaca, en el paraje Las Maravillas y en Las Ratas, en San Miguel Topilejo, Salvador Villa Romero también cultiva árboles navideños desde 2002 en ocho hectáreas que antes se utilizaban para sembrar forraje.

Comenta que aunque muchos capitalinos van a Amecameca o a Puebla por árboles, en el Ajusco se producen de oyamel y ayacahuite –conocido también como vikingo– de muy buena calidad, con un tiempo de vida de seis a ocho años en que alcanzaron una altura óptima de 1.50 a 3 metros.

Los precios de cada uno van desde 500 hasta mil 500 pesos, según el tamaño, aunque se puede obtener uno chiquitín por 350.