El Zapotillo es la primera megapresa en el mundo en ser perforada para deshabilitar la parte superior de la cortina y, en este caso, dejar pasar el agua a un nivel a la mitad de su altura construida de 80 metros. Este hecho extraordinario es el resultado de más de 15 años de lucha de resistencia por parte de los pobladores e hij@s ausentes de las tres comunidades amenazadas por inundación: Temacapulín, Acasico y Palmarejo.
Cuando visitamos la presa el 24 de mayo de 2023 con representantes de dichas comunidades, las ventanas nos impresionaron por sus enormes dimensiones. Parados en la boca de una de ellas, aguzamos los oídos sobre el ruido de la maquinaria de demolición para escuchar al ingeniero a cargo de la obra explicar que cinco de ellas medirán nueve metros por 13 y la restante, siete por 12 metros. En las cartulinas que nos presentó, decía que el volumen total del material demolido será 61,756 metros cúbicos (m3). Se trata de cemento compactado por rodillo, una parte del cual se recicla en obras de construcción municipales.
La producción de cemento implica el consumo de grandes cantidades de energía. Se ha calculado que es responsable del 8% de las emisiones de CO2 a nivel mundial. El cemento funciona como pegamento para unir la arena, grava y otros agregados del concreto. Estos materiales son los que se extraen en mayores volúmenes de la Madre Tierra. Sus tasas de extracción han crecido de manera exponencial desde la segunda guerra mundial, en relación con procesos de urbanización y megaproyectos de desarrollo, y como parte de la Gran Aceleración del metabolismo social de la economía mundial, la cual ha recibido un nuevo ímpetu desde inicios del siglo XXI. Por tanto, el concreto se considera el tipo de roca nueva más abundante del antropoceno, la actual época geológica caracterizada por rápidos cambios medioambientales impulsados por el desarrollo capitalista.
La construcción de la presa El Zapotillo requirió la extracción de grandes volúmenes de materiales. Según la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), la cortina estaba originalmente diseñada a componerse de 130,000 toneladas de cemento, 5,000 toneladas de acero de refuerzo, 350,500 m3 de concreto simple, 50,500 m3 de concreto reforzado, 72,000 m3 de material impermeable y 468,000 m3 de grava y arena. Adicionalmente, requería la excavación de 21,200 m3 de tierra y roca de las laderas del cañón y el cauce del río. Ahora bien, estos cálculos corresponden a la MIA que contempló una cortina de 80 metros; y la que se construyó era para seguir arriba hasta alcanzar una altura de 105 metros. En la modificación de la MIA, que salió en 2011 para proyectar esa altura, se señala que se requeriría el 23.8% más de todo tipo de material y una excavación más profunda. Además, no olvidemos que en mayo de 2014 las empresas contratadas para construir la presa (FCC Construcción, La Peninsular y el Grupo Hermes) tuvieron que demoler 1,466 m3 de la capa de la cortina en construcción, debido a una falla en la mezcla de los materiales.
Conagua indica que se extrajeron los materiales para la construcción de El Zapotillo de dos sitios: Banco La Palma y Banco La Palma II, ubicados en los predios denominados Rancho La Parada y La Palma, en el municipio de Yahualica de González Gallo, Jalisco. Del primero, extrajeron 1,050,227 m3 de materiales y del segundo, 720,423 m3. En las imágenes de satélite correspondientes se observan montículos de materiales con tonalidades distintas a las del área circundante.
Por cierto, la adecuación de la presa El Zapotillo para operarse con una altura de llenado de 40 metros no solo implica la demolición de decenas de miles de metros cúbicos de materiales en la perforación de las ventanas, sino también la extracción y utilización de materiales adicionales para completar la construcción del tanque amortiguador (20,681 m3), el contrazud (7,006 m3) y un muro al lado izquierdo del tanque amortiguador (1,599 m3).
Las consecuencias ambientales de la extracción de arena, grava y otros materiales de construcción son complejas y dependen de los ecosistemas de donde se extraen. Suelen incluir la alteración de las topografías locales, de la cobertura de vegetación, de los flujos hidrológicos y los paisajes histórico-culturales, además de dejar hundimientos en los lechos de ríos y arroyos. De acuerdo con los testimonios de la gente local con la que hemos conversado, y nuestras observaciones en campo, éstas corresponden a algunos de los impactos socioambientales asociados con la extracción de materiales de construcción en los territorios afectados por El Zapotillo. •