"La Jornada del Campo"
Número 193 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
Sembrando vidas 2

Quintana Roo

Cosechando frutos. Consolidando esfuerzos

Hilario Justino Caamal Canché Facilitador programa Sembrando Vida

En el año 2014 en el municipio José María Morelos Quintana Roo, un diagnóstico realizado en 33 comunidades mayas indicó que una de las problemáticas que se estaba manifestando fuertemente en productores de milpa y de zonas mecanizadas, era la perdida de fertilidad de los suelos y la falta de capacidades técnicas sobre alternativas de bajos costos que mejoraran las condiciones productivas de este municipio.

Organizaciones de la sociedad civil y ONGs con escasos financiamientos fueron en aquel entonces actores pioneros en desarrollar experiencias de producción incipientes con un enfoque distinto al convencional preferentemente con la tecnología de compostas y caldos minerales. Pasados los años 2015 al 2018 y aun con iniciativas públicas de gobiernos seguían imperando limitantes productivas en las comunidades, y se privilegiaba con fertilizantes y apoyos únicamente a los que tenían más poder adquisitivo y el campesino continuaba sin mejoría.

A finales de 2018 con el impulso del Programa Sembrando Vida (PSV) en las comunidades mayas, con esta visión de inclusión social, de producir - conservando y de conectividad de paisajes, surgió una nueva forma de desarrollar la producción en los campos. Los sembradores se preguntaban si el PSV y el equipo técnico productivo y equipo social lograrían el desarrollo de capacidades técnicas para las necesidades sentidas por ellos. Los productores dudaban y hasta se burlaban de la posibilidad de encontrar alternativas que sustituyeran a los insumos convencionales, ¿Qué nos van a enseñar éstos técnicos? era una de las preguntas de incrédulos sobre los planteamientos del PSV.

En el año 2019 ya con el padrón de sembradores en la puesta en marcha del PSV y la definición de los cuatro espacios de trabajo comunitario; la CAC, la Parcela, el Vivero Comunitario y la Biofabrica, las y los sembradores y equipo técnico emprendimos juntos la experiencia de una producción sustentable. Iniciamos un intercambio de saberes y conocimientos sobre el manejo de los sistemas de milpa y la integración de nuevos conceptos de aprendizaje práctico.

Como parte de la interacción con las y los sembradores se reconocieron los tipos de suelo, las condiciones productivas, los bioindicadores del tiempo, las tecnologías e innovaciones, las semillas locales, las especies forestales, frutales y otros de interés de las y los sembradores, éstos aspectos permitieron el inicio de una comunión entre el saber del sembrador y el enfoque de trabajo de los técnicos productivos del PSV.

Surge en este contexto el concepto de producción bajo el enfoque agroecológico impulsado por el Programa Sembrando Vida desde las comunidades de aprendizaje campesino. La agroecología es una disciplina que consiste en ensamblar componentes del agroecosistema (Cultivos, animales, árboles, suelos, etc.), de manera que las interacciones temporales y espaciales entre éstos componentes se traduzcan en rendimientos derivados de fuentes internas de reciclaje de nutrientes y materia orgánica, y de relaciones trópicas entre plantas, insectos, patógenos, etc., que resalten sinergias tales como mecanismos de control biológico.

Bajo este enfoque y sabiendo de la complejidad de los sistemas de producción aunados a la incredulidad de muchos sembradores, iniciaron las capacitaciones productivas con la composta bocashi, los caldos sulfocálsicos, cardo bordelés, macerados e infusiones a base de hojas de bioinsecticidas, todo pensando en tres aspectos de los sistemas agroforestales; nutrición del suelo, nutrición foliar y manejo y control de plagas y enfermedades. En adición, a la nula experiencia en viverísmo, la construcción y operación de viveros comunitarios, se aprendió primero a la colecta y selección oportuna de semillas forestales, frutales y agroindustriales y luego la siembra y manejo previendo las necesidades de las unidades de producción agroforestal.

Ante estas dos primeras condicionantes de trabajo incansable para muchos, se estaba gestando ya un movimiento productivo en lo pequeño desde los viveros comunitarios aun sin producción de volúmenes grandes y aun sin una cobertura de aplicación amplia. Las parcelas agroforestales pasaron de ser la milpa propiamente dicha a complejos modelos de producción agroforestal con producción de cultivos de forma agroecológica en pequeña escala. Se impulsó el manejo del suelo con coberturas, rastrojos de cosecha y el deshierbe en tiempos óptimos de la luna permitiendo la reincorporación de materia orgánica, se diversificó la producción con mas especies en la Unidad de Producción y se procuró la disminución del uso de los agroquímicos y la quema en la agricultura.

Dos mil sembradores y sembradores en el municipio José María Morelos adscritos al Programa Sembrando Vida iniciaron con pequeños experimentos y muchos ya por iniciativa propia determinaron esperar y aprender de los errores de otros. La creencia en estas tierras, es como lo menciona Santo Tomas, hasta no ver no creer, es cuando se redoblaron esfuerzos para lograr mayor difusión y capacitación entre técnicos, sembradores, becarios y facilitadores con la finalidad de hacer mucha practica en las unidades de producción.

Con las experiencias de sembradores trabajando desde las parcelas, los viveros comunitarios y ahora con el fortalecimiento de las biofabricas, la integración del enfoque de producción de la agroecología vista desde las unidades de producción agroforestales como una alternativa para mejorar las condiciones de fertilidad de los suelos y la planta, y el derroche de conocimientos sinérgicos a través de las capacitaciones fueron puertos seguros para atender dos problemas centrales de la agricultura en la zona maya de Quintana Roo.

Los viveros comunitarios y biofabricas hoy día se han convertido en laboratorios de experimentación y a su vez en espacios que permiten el intercambio de saberes. Hoy día de las simples compostas, el abanico de opciones ha pasado a más y ya se hablan no de metros cuadrados de primera aplicación sino de hectáreas con aplicación y de jornadas de aplicación de bioinsumos en José María Morelos, Quintana Roo.

Con la búsqueda de mayores resultados, el año 2022 y el 2023 han sido los más sobresalientes en la producción de bioinsumos con el objetivo de complementar el enfoque de producción agroecológica.

Como se observa en las imágenes, cada vez más sembradores y sus familiares aprenden y replican los conocimientos de la producción de bioinsumos y tras éstos se difunden principios y enfoque de la agroecología.

Con Sembrando Vida en el municipio José María Morelos, se han impulsado jornadas de producción de compostas desde las unidades de producción agroforestal de 1.5 toneladas por sembrador, así 200 litros de bioles basado en microorganismos de montaña, los cuales desencadenan otra serie de bioinsumos.

El reto de sensibilización no ha sido fácil, las prácticas ya están más allá de los límites de las 2.5 hectáreas de cada sembrador; hoy hay confianza en el menú de opciones que ofrece la biofabrica del PSV mismos que están cubriendo las expectativas y los intereses de las y los sembradores.

CUADRO 1.-DATOS PRODUCCIÓN DE 25 BIOFABRICAS MPIO. JOSÉ MARÍA MORELOS, QUINTANA ROO
INSUMOS CANTIDAD UNIDAD DE
MEDIDAS
BOCASHI 197 TONELADAS
CALDO SULFOCALCICO 1214 LITROS
CALDO SULFAZINC 240 LITROS
COMPOSTA 26 TONELADAS
E1_MS 3635 KILOS
E2_ML 102486 LITROS
E3_MIARDA ARTIFICIAL 1785 KILOS
E4 17980 LITROS
E5_QUELATO DE MINERALES 11308 LITROS
E6_LEONARDITA 8773 LITROS
EXTRACTO DE NEEM 38.5 LITROS
JABON POTASICO 112.5 LITROS
LIXIVIADO 911 LITROS
VINAGRE 493 LITROS
CALDO BORDALES 1000 LITROS
HUMUS 200 KILOS

Con el incremento de la edad de las plantas establecidas en las unidades de producción agroforestal existe a la vez un mayor requerimiento de producción de bioinsumos. Lo mismo se refleja en que a mayor resultados en campo durante la aplicación, mayor número de sembradores se apropian de las buenas prácticas, lo que se traduce en mejorar la condición de fertilidad de los suelos y en el proceso de formación y fortalecimiento de capacidades técnicas en el manejo de los sistemas agroforestales.

En conclusión, llevar el conocimiento a la práctica, observar los cambios y la retroalimentación, y replicar los modelos de producción con alternativas amigables con el medio ambiente, resolver las situaciones de pérdida de cosechas mediante el manejo agroecológico con protocolos, adicionando bioinsumos para mantener las unidades de producción y sus cultivos, ha sido una experiencia y una oportunidad para muchos sembradores que están a gusto con sus aprendizajes, los que comparten con el vecino, con el hermano y demás pobladores. Hoy ellos están difundiendo y masificando el modelo de producción impulsado por el Programa Sembrando Nida. •