¿Manuel, cómo sabes dónde hay toronjil morado de monte? Porque he ido con mi papá a recolectarlo… a veces no se ve, pero cuando pasas cerquita de las plantas, huelen bonito, ellas te dicen dónde están.
Manuel, niño de once años del Pueblo de San Pablo Oztotepec, Alcaldía de Milpa Alta, CDMX.
El nombre de toronjil también se usa para un conjunto de plantas nativas de México. ¿Por qué? Por la similitud que tienen las especies mexicanas con la especie europea en cuanto olor, sabor, forma de las plantas y función medicinal. La adopción de este nombre a las especies mexicanas ocurrió en el siglo XVI, con la llegada de los españoles, por lo que en muchos casos se llegó a perder el nombre de la lengua originaria con que se conocían estas plantas en los pueblos indígenas.
Un ejemplo de ello es el toronjil morado (Agastache mexicana), una hermosa planta originaria de nuestro país que se emplea en forma de tecito y/o en baños para tratar nervios, insomnio, corajes, dolores estomacales o menstruales y enfermedades conocidas en México como empacho, susto o espanto. Pero, ¿por qué se emplea para tratar estas enfermedades? Por el aceite esencial que contiene en sus hojas y flores, el cual contiene compuestos químicos volátiles, como el limoneno, linalol, estragol, genaniol, entre otros, éstos mismos son los responsables tanto de ese agradable olor y sabor cítrico-dulce que caracteriza a los toronjiles, como también de relajar el sistema nervioso y tener propiedades antiinflamatorias.
Esta planta tan benéfica como bonita, tiene tallos cuadrados, hojas en forma de lanza, dentadas, y sus flores son de color morado (de ahí el nombre) a manera de racimos en una espiga. Ha sido muy importante para los mexicanos desde la época prehispánica, pues está registrada con el nombre náhuatl de tlalahuahuetl en el libro más antiguo de plantas medicinales de nuestro país, conocido en latín como Libellus medicinalibus indorum herbis (El librito de las hierbas medicinales de los indios) o también como Códice de la Cruz-Badiano o Códice de Barberini, que fue escrito en 1552. Actualmente el pueblo indígena tepehua en la Sierra Norte de Puebla lo conoce como pikil y el pueblo otomí como tama, toroji o toronji, y el pueblo purépecha como noritén.
Hoy en día, podemos encontrar al toronjil morado en dos formas: (1) de monte, que tiene un olor cítrico-fresco-dulce-mentolado, se encuentra de forma silvestre y se distribuye en las zonas templadas del Eje Volcánico Transversal en los estados de Jalisco, Colima, Michoacán, Estado de México, Ciudad de México, Morelos, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Querétaro, Guanajuato y Veracruz , y (2) de casa, el cual tiene un olor dulce-anisado, siendo éste mucho más intenso que el de monte, por lo que es más efectivo para tratar las dolencias que mencionamos anteriormente. A este toronjil se le da el nombre de casa, porque se encuentra cultivado en varios de los estados que mencionamos anteriormente, aunque de manera mucho más importante en las faldas de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl, lugar de gran importancia desde la época prehispánica para el cultivo y venta de muchas plantas, que sigue siendo un centro de acopio fundamental para la Ciudad de México, principalmente para el mercado de Sonora. Entre las plantas medicinales que se cultivan y venden, además del toronjil morado, están el árnica, pericón, hierba anís, y otros toronjiles… como son el blanco y el azul.
El toronjil blanco, es muy parecido en su forma al toronjil morado, pero como su mismo nombre lo indica, tiene flores blancas. Sin embargo, sus hojas y sus flores tienen un olor más suave que las del toronjil morado, aunque presenta tres veces más compuestos volátiles en su aceite esencial (cerca de 40) comparado con el morado (13 compuestos). El toronjil blanco se reporta en el siglo XX para tratar insomnio, se cultiva de manera importante en el centro de México. Sin embargo, el toronjil blanco tiene una particularidad… ¡no existe de manera natural! es decir, no hay una forma silvestre. Distintos pueblos del centro de México caracterizan a este toronjil como chiquión (consentido) porque es muy delicado, no se cultiva donde en cualquier lugar.
En esta región mexicana también se cultiva otro toronjil conocido como toronjil azul (por sus flores de color azul) o toronjil chino, porque es de origen euroasiático, su nombre científico es Dracocephalum moldavica. Los tres toronjiles, que acabamos de describir, el morado, el blanco y el azul, conforman el llamado “complejo toronjil”, por sus similitudes morfológicas, organolépticas y medicinales. Por lo general en los mercados del centro de México se venden los tres tipos de toronjil en un sólo ramito, utilizándose de manera conjunta en forma tecito, pues al utilizar los tres son más efectivos para tratar los padecimientos mencionados anteriormente.
Por último, en la Sierra Madre Oriente de México, especialmente en una zona de Veracruz, se encuentra el toronjil rosa (Agastache palmeri). Sí, se le da este nombre por su suave olor cítrico-dulce y sus flores rosas. Se encuentra en forma silvestres en los bosques templados de esta región y los pobladores de la Huasteca baja también lo utilizan para curar el susto, espanto, dolores menstruales y gastrointestinales.
Como vemos, estas plantas mexicanas son muy apreciadas por distintos pueblos del país, no solo por sus propiedades medicinales, sino también por la estética de sus flores que embellecen distintos espacios como jardines y huertos. Sus propiedades medicinales han sido comprobadas en diversos estudios, principalmente en el toronjil morado, blanco y azul. Además, estudios actuales muestran que en particular el tecito de toronjil morado puede reducir crisis epilépticas y recuperar las funciones neuronales dañadas después de un traumatismo en el cráneo.
Por lo tanto, el manejo sustentable de estas plantas aromáticas es fundamental para su conservación, no solo biológica sino también cultural. El aceite esencial que se puede obtener de ellas puede ayudar a la economía familiar en distintos pueblos de México y, al mismo tiempo, generar bienestar. Aunado a ello, la generación de nuevo conocimiento de estas plantas nativas muestra que tienen un gran potencial médico para el tratamiento de distintas enfermedades crónicas difíciles de tratar. •