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Oscar yi Hou, entre Oriente y Occidente

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or la pandemia de covid-19, hubo en Estados Unidos una feroz campaña contra la comunidad china. La encabezó el presidente Trump. Se expresó en numerosos actos de violencia en Nueva York, Boston, Cleveland, Filadelfia, San Francisco y Los Ángeles. Peor ocurrió en la segunda mitad del siglo XIX, cuando millares de chinos arribaron a dicho país y los discriminaron y explotaron en los trabajos más duros. Uno de ellos, el trazo del ferrocarril que unió la costa este con la oeste. En ocasiones era mano de obra traída en condiciones de esclavitud.

También había la idea de que esos migrantes traían de Asia enfermedades que podían infectar a la población local, y que las mujeres eran prostitutas. En mayo de 1882, el presidente Chester A. Arthur dictó una ley que negó a los chinos su ingreso a Estados Unidos durante 10 años. Pero esa mano de obra necesaria siguió llegando de forma clandestina.

En 1943 terminó dicha prohibición, al convertirse, la que hoy es gran potencia, en aliada de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Mas por mucho tiempo, a los chinos residentes en el vecino país les negaron la nacionalidad estadunidense. Ahora, el Museo de Brooklyn expone la parte fundamental de la obra de Oscar yi Hou, quien nació y se crio en Liverpool, Inglaterra, y reside desde 2017 en Nueva York. Algunos de sus recuerdos más importantes son de cuando visitaba a su familia en la provincia china de Guangdong.

La exposición consta de 11 pinturas de gran tamaño en las que el artista subvierte las expectativas raciales y de género, y cuestiona qué significa ser asiático-estadunidense y quién es considerado estadunidense, durante una época de mucha violencia hacia las comunidades asiáticas y LGBT en Estados Unidos.

En algunas obras, se muestra a él o a sus amigos como figuras de Asia en la historia y la cultura visual de Occidente. En otros, representa a sus modelos, muchos de los cuales, igual que él, se identifican como parte de una comunidad creativa asiática queer, en papeles masculinos tradicionalmente blancos: iconografía de vaqueros rodeados de animales y estrellas, mezclada con ropa fetichista de cuero, o personajes de manga.

La muestra incluye un poema del artista en el que evoca el espacio mítico de estar entre dos enormes cuerpos celestes, el Sol y la Luna, vistos como metáforas del este y el oeste. Entre su origen y su nuevo mundo.