Los pilares de la sustentabilidad en Tosepan, Cuetzalan, Puebla
Amor a la Madre tierra, Koujtakiloyan, producción orgánica y trabajo colectivo
La Unión de Cooperativas Tosepan Titataniske, ubicada en la Sierra Nororiental de Puebla, está integrada por 48,000 socios/as, en 9 cooperativas regionales; abarca 29 municipios de Puebla y 6 de Veracruz, y está conformada por “indígenas” masewal y totonacos (78%), y de esta proporción, el 64% son mujeres. Se caracteriza por una estructura de gobierno comunitaria-cooperativa, con una amplia participación en la toma de decisiones.
Nació en 1977 a partir de la lucha por el control colectivo del abasto de alimentos (azúcar) vendidos por coyotes a precios excesivos. Se continuó con la comercialización propia de la pimienta y el café y, posteriormentel, se trató de satisfacer otras necesidades de los asociados: el financiamiento, la vivienda, la salud, la producción orgánica, la formación y educación, y la recuperación de la identidad étnica y cultural.
Se impulsa el Yeknemilis, proyecto masewal de Vida buena, solidario y respetuoso de la Madre Tierra, que va más allá del capitalismo, el patriarcalismo, el racismo y el “desarrollo”, como parte de un proceso de recuperación de la identidad, lengua, cultura e historia propias.
Agroecología y economía solidaria
Su propuesta se basa en una cosmovisión de respeto y amor a la Madre Tierra, que coincide con el de la economía solidaria porque el eje central es la vida, la persona, la tierra, las plantas y los animales, y el trabajo colectivo o ayuda mutua también es fundamental, donde el dinero no es el principal motor.
Esta mirada embona con el modo de producción campesino, donde el territorio es el espacio que sirve para reproducir la vida, el lugar en el que se nace, se crece y se muere. Al sembrar y cuidar a nuestros animales se pide a la madre tierra que provea para obtener nuevas cosechas y sin considerar ganancias monetarias, sino para reproducir con dignidad la vida personal y comunitaria.
Existen 3 agroecosistemas importantes: Koujtakiloyan, Kaltzintan y Milah, basados en el principio de la diversificación. Buscan crear arraigo, volver a la tierra -considerada un ser vivo y no un recurso explotable- y sobre todo, alimentarse de forma sana. El primero refiere a los jardines de café, donde se cultiva café acompañado de muchas especies de plantas, para asegurar la obtención de alimentos, medicinas, plantas rituales y ornamentales, árboles maderables, entre otros, destinados al consumo familiar y a la comercialización. Es un policultivo tradicional que favorece un manejo equilibrado de la diversidad (flora, fauna y microbiota). Kaltzintan es el huerto o traspatio, ahí se producen plantas medicinales y de ornato, se crían abejas y gallinas. En la milpa o milah, se acompaña al taol (maíz) con et (frijol), ayot (calabaza), chiltepin, papalo kilit (pápalo), tomat (tomate), yuca, otros kilitmeh (quelites), chile y flores como el cempoalxochitl.
La producción orgánica es muy importante, principalmente para los productos de exportación (café, pimienta y miel), y se logra gracias a muchas acciones colectivas y coordinadas en la cooperativa (inspección interna, dictaminación, inspección externa, certificación) y en la familia (producción/cosecha), lo que permite dar un “alcance” o un mejor precio, que se decide en función de la necesidad, sin dejar de lado el compromiso con la organización. Los procesos de certificación son limitantes y/o excluyentes, debido a normas y estándares internacionales un tanto ajenos a la forma local de producir, y exigen mantener y aumentar la cartera de clientes internacionales interesados en el producto certificado, quienes muchas veces pagan hasta que reciben el producto.
Logros y retos
A pesar de retos como el de la certificación, la organización se ha constituido en un referente en acciones colectivas de defensa del territorio y la vida, y continúa fortaleciéndose con su propia estructura de gobierno, a través de la asamblea y el mandar-obedeciendo. Ha presionado por políticas municipales y estatales, en materia de construcción de caminos y de ordenamiento del territorio, a partir de la autonomía. Va impulsando una economía solidaria con trabajo individual y colectivo para generar ingresos monetarios, a través de la producción y venta de café y pimienta orgánicos en mercados internacionales. Y ha construido una práctica de la sustentabilidad más allá del desarrollo sustentable, buscando la solidaridad entre humanos y con la Madre Tierra, defendiendo la diversidad biológica y cultural.
Sus retos son seguir fortaleciendo la estructura comunitaria-cooperativa de gobierno; la defensa del territorio ante el asedio de proyectos extractivistas avalados por el Estado; una economía solidaria que mejore los ingresos de las familias y pueda retener a los jóvenes para que incrementen el arraigo al territorio y a su identidad. •